Cuando miraba el maremoto de escándalos – de corrupción, de rupturas institucionales y democráticas, exabruptos y lenguas largas – que poblaban permanentemente la actualidad del gobierno de Correa, solía pensar, “¡Qué locura! Lucio, Mahuad, Bucaram cayeron por tanto menos.” ¿No se sorprenden ustedes de ver cuánto se estiró la paciencia de los ecuatorianos? ¿Cómo medirlo? ¿Qué hizo Correa para que los niveles de tolerancia de la gente se alarguen tanto?
Vale la pena recabar algunos escándalos de Trump. Redibujó a mano sobre un mapa con un marcador la zona geográfica que sería afectada por el Huracán Dorian (para probar que tenía razón), las agencias de meteorología tuvieron que contradecirlo y calmar a la población de esas zonas. En el 2016 y 2017 (ya siendo Presidente) solo pagó USD 750 dólares de impuestos federales. Llamó a Haití, El Salvador y otros países africanos como “países de m….”. Seis de sus más altos colaboradores confesaron crímenes electorales; entraron en prisión, pero el Presidente los indultó a todos. Se prohibió el uso de palabras como “cambio climático” en instituciones de la administración y se impuso el uso de eufemismos como “resiliencia a temperaturas extremas”. Se le encontraron cuentas bancarias secretas en China. Sus hijos están enjuiciados por el uso de fondos donados a la fundación Trump (bajo las promesas de que serían usados para caridad) para beneficios personales de Donald. Usó fondos de la campaña electoral para pagar a, al menos dos, estrellas porno para que se callen sobre sus infidelidades. Despidió a múltiples funcionarios que colaboraron en investigaciones sobre sus vínculos con Putin y/o brindaban sus testimonios al respecto; en específico al Director del FBI. Tiene 26 acusaciones de abuso sexual y el dijo que “Yo ni siquiera espero. Cuando eres una estrella, ellas te dejan hacerlo. Puedes hacer lo que sea… agarrarlas por el ‘c’…, lo que sea.” Aconsejó usar inyecciones de cloro para curar el covid-19. Condicionó el apoyo militar a Ucrania (contra Rusia), a que el país consiga escándalos del hijo de Biden. Rompió con la tradición estadounidense de que los presidentes encarguen sus negocios y sus hijos han usado la Presidencia para beneficios económicos. Y, esto es una corta lista.
Pero a pesar de ello, en ningún momento perdió el apoyo mayoritario de su partido. Lo importante para ellos era estar en el poder. Sin embargo, todo cambió cuando rompió un símbolo. Literalmente aupó a la turba a que se tome el Capitolio. Y, al momento de romper un símbolo, cruzó la raya roja y perdió los apoyos políticos.
Y, ¿aquí qué símbolo marca el límite? Yo pensé que el dólar, o que la corrupción. Pero el populismo me sigue sorprendiendo y refutando.
¿Será que los tenemos?