Pragmatismo es adaptarse a la realidad como un método para alcanzar efectos prácticos. Vietnam creció al 15% anual cuando aplicó lo mejor del capitalismo manteniendo su sistema político socialista y Portugal salió del hueco con gobiernos derechistas que atendieron problemas postulados por la izquierda política.
Algo así debería significar el “Ecuador del Encuentro” para mejorar los resultados del sistema imperante con reformas que atiendan a la equidad y disminuyan la desigualdad.
¿Cuál es el tamaño de nuestra desigualdad? De acuerdo a un estudio de Bolívar Castillo con datos del Banco Mundial e INEC, en números redondos, en el Ecuador hay 5 millones de pobres cuyos ingresos son menos de 4 dólares diarios, 7 millones de vulnerables en camino a ser pobres que reciben desde 4 a 10 dólares, una pequeña clase media de 5 millones que reciben de 10 a 50 dólares diarios y los ricos que son solo 278.400 personas cuyos ingresos superan los USD 50 diarios, habiendo crecido la desigualdad de 47,3 a 50 puntos en el último año. Esta es la magnitud de nuestro drama social y económico.
Frente a esta realidad no podemos perder el tiempo en discusiones subalternas sino trabajar sin descanso para sacar de esta grave situación a la mayoría de compatriotas.
Aquí ya no caben disquisiciones teóricas, ni repetir y repetir lugares comunes, sino actuar con pleno conocimiento de lo que pasa en la calle, de cómo viven los ciudadanos de a pie.
Y el equipo de gobierno debe contar con gente sensible, que sienta la injusticia social que afecta a nuestra población, pues no hay tiempo para seguir llorando sobre la leche derramada.
El nuevo gobierno ha proclamado el Encuentro Nacional, es decir el diálogo para tomar decisiones incluso impopulares, entre todos, de modo que la gestión de gobierno alcance buenos resultados prácticos para mejorar la vida de los 12 millones de ecuatorianos desfavorecidos.
El equipo de gobierno y los asambleístas deben tener la capacidad de transacción si sienten el dolor de estos conciudadanos, entendiendo que no hay espacio para seguir escondiendo la realidad sin entrar al fondo por falta de una gobernabilidad mal entendida y miope.
Las prioridades están claras: 1) vacunar eficazmente a la población hasta alcanzar la inmunidad suficiente para tener tranquilidad de vida y esperanza. 2) Atender a los más pobres que padecen de hambre y de desnutrición infantil creando un impuesto colaborativo de los que tienen grandes fortunas y de los sectores que han ganado mucho en esta pandemia, 3) generar empleo en base a un plan creíble de equilibrio económico que baje el costo país para que vengan inversiones empleadoras y 4) Cobrar bien los impuestos a los morosos y a los que eluden y evaden, cuyo monto según la Cepal alcanza USD 7 000 millones anuales, para lo cual Lasso tiene autoridad moral.