Es posible culpar por una derrota política a causas como encuestas, sondeos, predicciones erradas de futurólogos y hasta expertos estrategas que deberán justificar lo devengado y olvidarse del saldo por cobrar. La nave encallada no es una sorpresa, pues entra en la esfera de lo posible; pero como la guiaron, y porque se durmieron al timón es otra cosa.
Sin embargo, para los analistas y observadores si fue una sorpresa que las dos principales fuerzas políticas de la derecha CREO y PSC sufran un desastre en las votaciones de la costa del país que ha sido su tradicional baluarte. Allí se concentró el desconcierto y al mismo tiempo se envió un mensaje político a la nación. Primero es necesario una explicación sobre la pérdida de una hegemonía histórica que partió del liberalismo al inicio de siglo XX, continuó con el populismo del CFP y el socialcristianismo que sembró Febres Cordero.
Por ese motivo, superando el 7 de febrero del 2021, debe admitirse que los cambios también se producen en las emociones y percepciones del pueblo en algunas coyunturas históricas. Por ese debe ser que el populismo de la Costa fue barrido y,en la Sierra y el Oriente, por primera vez, se expresó un mestizaje político con fuerte ascendencia indígena. Un cambio de tal naturaleza es difícil de asimilar y para muchos supera el enigma que enfrentó el Edipo Rey de Sófocles. El problema no es la distancia entre el primero y el siguiente como suele suceder en este sistema, sino entre el segundo y el tercero. Para completar la cuadratura del círculo, el que encabeza a los clasificados tiene una ventaja de aproximadamente de 10 a 12 puntos. En el nivel político parece que el único que se dio cuenta del tsunami fue Jaime Nebot que a tiempo demostró su vena política: miró al espejo, revisó el calendario y cedió el trono.
Si se estudia el mapa político continental, la sorpresa es relativa. Además de la protesta en Quito y Santiago de Chile en octubre pasado, la derrota del liberal económico Macri en Argentina, el retorno del movimiento boliviano sin Evo Morales fueron avisos más directos que sostener como panfleto aburrido el peligro venezolano o del socialismo del siglo XXI. Pero allí se quedaron. No podrían percibir que el pueblo a pesar de su pobreza y la amenaza del coronavirus podía escoger rutas diferentes o alternativas para la conducción de la nación.
Mientras se terminan de escrutar las actas “raras” a luz del día o entre “gallos y medianoche”, la sorpresa dejó sus crías en el parlamento. Las bancadas mayoritarias según los avances serían las del movimiento que lidera Andrés Arauz, Pachakutik y la resucitada Izquierda Democrática. De comprobarse esta distribución, el primer problema del nuevo presidente estaría en la dirección de la Asamblea. El nuevo mandatario aliarse o comprometerse hasta con el que reina en el averno para lograr equilibrio. Ese cargo suele ser un cuchillo de doble filo o como dicen los apocalípticos: el principio del fin.