Los intelectuales de izquierda entre 1940 hasta ahora no han prestado mayor atención a las traducciones de clásicos latinos y griegos hechas por el padre Aurelio Espinosa Pólit, jesuita quiteño. Les mareaba el olor a incienso, pero no el olor a sangre.
Bueno, pues, los tiempos cambian. Un amigo me contó que había concebido el proyecto de editar en seis volúmenes la obra de Espinosa precedidos de sendos estudios escritos por él. Se trata del cuencano Gustavo Salazar Calle. Conozco las cuidadas ediciones y estudios de Salazar sobre Benjamín Carrión, César E. Arroyo, Pablo Palacio y Gonzalo Zaldumbide. Desde hace varias décadas, Gustavo se ha empeñado en difundir la obra de nuestros clásicos para disfrute suyo y de los lectores. Así, pues, le dije:–“Amigo, usa mi columna para que informes de esto”. Aquí va su texto.
“Es saludable para la cultura que de vez en cuando las nuevas generaciones revisen sus clásicos. La Pontificia Universidad Católica del Ecuador ha asumido el reto con la obra de uno de los más ilustres humanistas de la cultura ecuatoriana e iberoamericana, el padre Aurelio Espinosa Pólit, S. J. Publicará sus Obras escogidas, que comenzarán con la excepcional traducción al castellano que el gran jesuita, primer rector de la PUCE, realizó de toda la obra de Sófocles, (las 7 tragedias y los 1.129 fragmentos), en verso castellano.
Este empeño contribuye a la difusión de la obra del padre Aurelio, en una edición de alrededor de 5.000 páginas que se irán publicando, probablemente, en este y el próximo año. Pronto aparecerán los dos tomos de todo Sófocles; luego vendrán las traducciones de la obra de Virgilio, de la lírica de Horacio y de otros autores literarios y religiosos que fueron su pasión: Tucídides, Ovidio, Dante, Tennyson, Víctor Hugo, Joan Maragall, Francis Thompson y Paul Claudel, entre otros; un volumen se ocupará de los estudios grecolatinos; otro que recopila más estudios literarios, varios de ellos apenas conocidos, como el dedicado a Marcelino Menéndez y Pelayo, Maragall o los importantes traductores hispanoamericanos de Virgilio, Horacio y Ovidio: Andrés Bello, Egidio Poblete e Ismael Enrique Arciniegas, y finalizará con uno dedicado a estudios históricos y biográficos, otra de sus grandes pasiones: Antonio de Bastidas, Jacinto de Evia, Jacinto Morán de Butrón, Juan Bautista Aguirre, Juan de Velasco, los jesuitas quiteños del extrañamiento y José Joaquín de Olmedo.
Este proyecto fue acogido con entusiasmo por los escritores César Eduardo Carrión y Santiago Vizcaíno, trabajadores de la PUCE, naturalmente con la anuencia del doctor Fernando Ponce León, rector de tan importante institución educativa y con la cesión de los derechos de autor para esta edición hecha por el padre Gustavo Calderón, provincial de los jesuitas de Ecuador”. Hasta aquí Salazar.
Fui alumno de Aurelio en latín, griego (nunca pude), sintaxis y redacción. Gran suerte.