Durante más de 160 años, el Ecuador mantuvo un diferendo territorial altamente escalado con el Perú que en más de una ocasión condujo a guerra abierta. Muchos aún podemos recordar las generalizadas actitudes de satanización y desprecio mutuo entre ecuatorianos y peruanos. Conozco familias ecuatorianas que rompieron relaciones con algún miembro que se casó con mujer peruana, y el caso de un padre ecuatoriano que no asistió a la boda de su hijo por el mismo motivo. El caso más notable que conozco es el de una señora que de niña tuvo que huir de Machala cuando la invasión peruana de 1941, y pasados los años tuvo nietos peruanos, uno de los cuales, al enterarse del conflicto a los 7 años, le preguntó, “Abuelita, ¿Usted me odia porque soy peruano?”
Aquella señora contaba que en ese momento sintió un intenso conflicto interior: llevaba en sus adentros un antiguo resentimiento contra “los peruanos”, pero por este peruanito de 7 años y por su hermano menor, también peruano, de 5, sus nietos, sentía inmenso amor. Su conflicto interior se resolvió al instante a favor del amor por sus nietos. El señor que no asistió a la boda de su hijo con “una peruana” ha llegado a amar intensamente a esa nuera que le ha dado dos bellas nietas. Una de las familias que marginó al hijo y hermano ahora lo ha reintegrado y cada año hace una reunión familiar ecuatoriano-peruana en algún lugar cercano a la frontera. Y así, a través de las décadas, y más desde la firma en 1998 del Acta de Brasilia que formalizó la paz, se ha ido dando un bello proceso de reconciliación entre los dos estados y pueblos.
Entiendo la reconciliación como el proceso a través del cual antiguos adversarios, y hasta enemigos, construyen una nueva relación que en frase del gran sicólogo social Herbert C. Kelman resulta “mutuamente constructiva”. Existen otros notables ejemplos de reconciliación entre antiguos enemigos. El más significativo en el mundo contemporáneo es aquel entre franceses y alemanes, históricos enemigos hasta 1945, y en las últimas décadas, a base de su reconciliación, pilares fundamentales de la Unión Europea. En la década de 1990, luego del colapso del oprobioso sistema del “apartheid”, los sudafricanos comenzaron a enfrentar ese desafío, y han avanzado sustancialmente desde entonces en reconciliarse entre ellos. Acá, a nuestro lado, en Colombia, la sociedad se encuentra atormentada por los dilemas de la reconciliación, y en todos lados, familias, parejas, padres e hijos, vecinos, también enfrentan ese crucial desafío.
El próximo 28 de julio se celebrará un nuevo aniversario de la declaración de la independencia del Perú. Es una fecha que en el Ecuador no se celebraba, pero que ahora muchos de nosotros celebramos y celebraremos nuevamente, haciendo honor a nuestra reconciliación.