Optimísticos

Plétóricos de alegría y optimismo se les escucha a los economistas del Gobierno y afines por la renegociación de los bonos de deuda que han logrado. Cinco años de gracia en el capital, dos años de gracia y rebaja en el interés de una parte de la enorme deuda nacional. Pletóricos porque habrá plata, dicen. ¡Clap, clap! Aplausos y felicitaciones. Porque así el país da muestras de ser maduro, también dicen; da muestras de cumplir con sus obligaciones, aseguran. Ecuador vuelve a ser fiable y a recuperar credibilidad a nivel internacional, replican. Con esa movida se mantendrá la dolarización, comentan. Porque así podrán endeudarse otra vez, un poco más y por otros 100 años. Porque así el dinero del FMI llegará como tabla de salvación a este país que parece un náufrago en medio de un mar embravecido. Y también llegará plata de China, ¡cómo no! (ojalá su crédito no sea a cambio de todos los mares y de todas las selvas).

Miedo da el feliz anuncio. Habrá plata justo para elecciones y para campaña, para repartir algunas migajas a cambio de conseguir votos. Habrá plata también para hacer otra vez jugosos negocios con el Estado y fabricar jóvenes millonarios con lujosos departamentos en Miami. Habrá plata para el dispendio, para ofrecer otra vez carreteras y hospitales y construcciones y plataformas inútiles y hacer contratos con sobreprecios y para todas las artimañas vistas dentro de un sistema que facilita la corrupción. Seguro el próximo gobierno agradecerá tanta bondad de este… pues será beneficiario de la gracia concedida, no importa que sea para volver luego a la miseria. La danza del péndulo de siempre: crisis, supuesta bonanza, crisis otra vez, y así, hasta el infinito.

Ojalá hubiera plata para resolver problemas de fondo de un país pequeño que tiene una brecha que cada vez es más grande y que parece insalvable… Ojalá hubiera plata para el salario básico universal pues, cuando pase la pandemia, mucha será la pobreza y la miseria producto de esta desgracia mundial. Ojalá hubiera plata para la seguridad social universal, para que nadie se quede sin jubilación o sin seguro de desempleo. Ojalá con esa plata pudieran los gobiernos garantizar la conectividad para que los niños que deben estudiar a distancia puedan acceder a la educación en donde quiera que estén. Ojalá hubiera plata para que no falte en los dispensarios médicos paracetamol y todo lo que haga falta y para que los maestros y médicos puedan cobrar puntualmente y mes a mes, sus salarios. Ojalá ahorraran un poco para que la próxima tragedia, pandemia o terremoto, no nos agarre con las manos vacías. Ojalá hubiera plata para formar promotores de salud barriales y comunitarios. Ojalá hubiera más para educación y prevención y menos para la represión. Ojalá hubiera más para el turismo y menos para la minería. Seamos optimísticos, como decía el naporuna.

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