Las fichas electorales han empezado a moverse y el país se prepara para una elección compleja, con una clase política desprestigiada. Los riesgos del retorno de ofertas populistas y demagógicas existen y debemos ser conscientes de aquello.
Como sociedad tenemos una nueva oportunidad para escoger correctamente a los futuros gobernantes. No podemos volver a equivocarnos. El país no debe retornar a la senda del autoritarismo, ni a la improvisación actual. No se puede jugar con la esperanza de una sociedad que ve con estupor los niveles de corrupción e impunidad vigentes desde hace rato.
Es nuestro deber como electores no conformarnos con poco y ser más exigentes con las candidaturas que nos pretenden gobernar. Debemos aprender de los errores que nos han llevado a vivir la grave crisis económica, moral y de representatividad que actualmente impera en el país.
Debemos ser conscientes que no hay soluciones fáciles para salir de la actual situación. Que aquello se logra con esfuerzo conjunto, comenzando por elegir gente honesta, preparada, que no solo pregone nuevas prácticas políticas, sino que las practique. Ojalá hayamos valorado que los acuerdos sociales son básicos para alentar políticas públicas que trasciendan el inmediatismo. Que no existe posibilidad de desarrollo colectivo si no construimos los pilares necesarios para disminuir los niveles de pobreza e inequidad que actualmente existen.
En la próxima campaña electoral se debe discutir el grave problema de la corrupción y desempleo. Evitar volver a las ofertas ficticias de creación de millones de puesto de trabajo, sin decir cómo se lo va a lograr. No se puede engañar nuevamente a un inmenso porcentaje de la población que carece de empleo, especialmente a mujeres y jóvenes, los grandes damnificados de la pandemia.
Los candidatos deberán abordar con transparencia y técnica, sin maquillajes, temas como el manejo económico, política internacional y apertura comercial. Se deberá debatir la inaplazable agenda de competitividad y el rol protagónico de una empresa privada que se enfrenta a los retos de una transformación digital acelerada, dentro de la Cuarta Revolución Industrial.
¿Cómo se va a reconstruir el sistema de seguridad social, que ha sido destrozado por manejos irresponsables y politiqueros? Debemos conocer de los candidatos sus planes en cuanto a la priorización de políticas en educación y salud. Valoremos lo necesario de contar con infraestructura en estas áreas, pero, sobre todo, con profesionales al día en sus remuneraciones, motivados a seguir cumpliendo a cabalidad su noble labor.
Estos y otros temas importantes deben ser discutidos con responsabilidad, no solo por los candidatos, sino por la sociedad. Tenemos una nueva oportunidad para asumir nuestra responsabilidad de elegir correctamente. Esta vez no hay margen de error.