“Monetización” es el nombre que las autoridades dan al proceso mediante el cual el Estado delega a privados el manejo de empresas o activos públicos, a cambio de un pago.
El Presupuesto 2020 contempló USD 2 mil millones de ingresos por monetizaciones. Fue un artificio para maquillar el déficit fiscal, puesto que las empresas públicas carecían de balances auditados y los activos de avalúos. Las empresas públicas llevaban ”cuentas de cocinera” según el funcionario a cargo de las monetizaciones.Se habría superado este inconveniente. La monetización recibió un espaldarazo de la DFC, entidad financiera pública estadounidense, que el jueves 14 en Washington firmó un acuerdo con Pozo para extenderle una facilidad crediticia al Ecuador de USD 3 500 millones a tasa subsidiada para la monetización. Funcionaría así: El gobierno comienza un proceso de monetización, la DFC le extiende un crédito, digamos USD mil millones, el gobierno utiliza la mitad para prepagar una deuda cara (léase china). Cuando culmina el proceso, la empresa adjudicada paga al Estado un valor de entrada (los USD mil millones); el Estado cancela la mitad del crédito de EDC. Total: se habría monetizado una empresa o activo, el Estado habría cambiado USD 500 millones de deuda cara a deuda barata, y tendría USD mil millones para atender sus gastos.
Este Gobierno alcanzaría a poner en marcha dos o tres procesos de monetización, habría recibido un desembolso de la EDC por al menos uno de ellos, y la adjudicación de los procesos quedaría para el gobierno entrante.
Lo primero en monetizarse sería el campo Sacha, uno de los de los más grandes, pero en desesperante necesidad de inversión. El gobierno de Correa le entregó Sacha a Pdvsa, que lo manejó irresponsablemente. La subsidiaria a cargo de Sacha alquilaba chatarra a Pdvsa a precio de equipo nuevo. Su propósito era ordeñar al campo petrolero y no mantenerlo. Hoy Petroecuador lo recuperó, pero como el fisco tiene enormes necesidades, no le permite a Petroecuador retener suficiente dinero para invertir, y la producción de Sacha cae. Monetizar Sacha es asimilable o le que hizo el gobierno de Correa con los campos Shushufindi y Auca, en ”prestación de servicios específicos” con Schlumberger.
Luego, las centrales hidroeléctricas Sopladora y Coca Codo Sinclair, al ya estar listo el informe sobre las fallas en la construcción de esta última, y cuánto costaría la reparación. El inconveniente aquí es que para que sea más atractiva su monetización, y más fuerte la suma de entrada, más elevada debe ser la tarifa eléctrica. Por eso, en lugar de bajar las tarifas y tornar barata la electricidad para que sea más atractiva la inversión productiva, se las mantendrá o subirá. Finalmente, al menos en esta primera etapa, CNT, al menos sus torres.