Lecciones de sindicalistas

El día miércoles, en la UDLA, tuve el honor de participar en el conversatorio “Perspectivas del mercado laboral” con dos importantes sindicalistas, Edwin Bedoya, presidente del FUT de Pichincha y José Villavicencio, ex presidente del FUT Nacional. Para el buen escuchador hubo mucho que aprender, tanto por lo que se dijo como por lo que quedó implícito.

Y en un reflejo de lo que es el país, en el ambiente quedó flotando una cierta preocupación porque no hubo una verdadera discusión. Si bien el evento fue muy interesante, esa falta de discusión se debió a que no habían unos “pocos temas” a debatirse, sino muchísimos. De esa manera, cada uno de los participantes exponía aquello que le parecía relevante, sin necesariamente topar los mismos puntos que el resto de panelistas. Hubo una interesante conversación, pero poca discusión.

Lo tratado es de enorme importancia. El pésimo estado del mercado laboral justifica hacer cien reuniones con esta temática. En el Ecuador hay algo más de ocho millones de personas que están trabajando o que buscan trabajo. De esos, sólo tres millones tienen un “empleo adecuado”, mientras que algo más de cinco millones tienen empleos no adecuados, informales o simplemente están desempleados.

Por eso, la primera pregunta fue ¿qué hacemos para mejorar la situación del mercado laboral? Y las respuestas variaron enormemente. Los dos líderes sindicales hicieron una decidida argumentación por la implementación de políticas de reactivación económica, que iban desde bajar aranceles o bajar las tasas de interés hasta volver a introducir las políticas de sustitución de importaciones.

Por su parte, este economista argumentó que es complejo pensar que las empresas creen puestos de trabajo si hay tantos riesgos en la contratación laboral, sobre todo por los altos costos de despidos o por las obligaciones que aparecen independientemente de la voluntad del empleador, como la jubilación patronal, los fondos de reserva, embarazos, duras sanciones por no pago al IESS, etc.

En las réplicas, los sindicalistas insistieron en reactivar la economía y este economista volvió a resaltar la importancia de flexibilizar las normas del mercado laboral.

La ausencia de una real discusión se explica porque no existe una propuesta concreta para debatirse, el gobierno no ha presentado un texto sobre el cual se pueda discutir, mostrando lo bueno y lo malo, pero de algo concreto. Mientras lo único que exista sea la “idea” de hacer una reforma, las discusiones (y los consensos) no van a existir.

Para no quedarnos entrampados, para avanzar, necesitamos propuestas que permitan estimar impactos, calcular costos y beneficios y, con un poco de suerte, llegar a consensos.

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