A menos de 2 semanas de las elecciones generales en Ecuador, el porcentaje de ciudadanos que todavía no han decidido por quien votar es alto. De acuerdo a la firma encuestadora CEDATOS, el porcentaje de indecisión a nivel nacional es del 62%.
Aunque en otras ocasiones el porcentaje de personas que no han decidido su voto tiende a disminuir a medida que se acerca el día de los comicios, en esta ocasión la cifra es considerablemente más alta. En las zonas rurales el porcentaje de indecisión es del 70% mientras que en las zonas urbanas es del 60%. A nivel de grupos de edad, el 67% de los jóvenes (entre 16 y 25 años) tampoco han decidido por quien votar. Hay que tomar en cuenta que en estas votaciones los jóvenes representan el 60% de todo el electorado.
Estos datos nos llevan a considerar que, pese a que hay tres candidatos que tienen mayores posibilidades de pasar a la segunda vuelta, nada está dicho y pueden ocurrir sorpresas.
Estos altos niveles de indecisión se deben a varios factores. De acuerdo a lo que afirman varias firmas encuestadoras, parecería que la gente está más preocupada en estos momentos de la grave situación económica, la falta de empleo, el temor de contagiarse de la covid-19.
De igual manera, el cansancio y hastío que existe de gran parte de los ciudadanos con la política se ha traducido en desinterés por el proceso electoral. La política hoy en día es sinónimo de corrupción, opacidad, engaño, incompetencia y falta de valores.
Puede ser también que todavía los ciudadanos no están bien informados sobre cuándo, dónde y cómo deben votar por la carencia de una campaña informativa de parte del Consejo Nacional Electoral (CNE). No obstante, el alto nivel de indecisión también se debe a que existe un número elevado de candidatos. 16 es demasiado.
Peor aún, mucho de lo que proponen es intrascendente y eso lo percibe la gente. No han dicho hasta ahora cómo van a reactivar la economía, cómo van a solucionar el grave déficit fiscal, cómo van a generar empleo y cómo van a manejar esta pandemia que, como se aprecia en informes de organizaciones internacionales, va a seguir afectando (incluso con vacunas) durante este año y el 2022.
El alto porcentaje de indecisión puede tener relación con lo que se conoce como “voto oculto”. Como en otros procesos, la gente sí sabe por quién votar pero no quiere decirlo. A veces es por el temor de ser juzgado por su grupo más cercano o próximo al apoyar a un candidato que tiene un estigma negativo (corrupto, autoritario, machista, etc).
Pero a más de ello, uno de los problemas que se presentan en este proceso no solo tiene que ver con el porcentaje de indecisos. Hay un número importante de ciudadanos que está considerando no ir a votar porque piensa que el CNE no está brindando las garantías mínimas de bioseguridad en los recintos. ¿Qué pasaría si ese 38% de personas que sí saben por quién votar no acude? El 7 de febrero habrán muchas sorpresas.