Los reconocidos beneficios de la dolarización de la economía han resistido la falta de necesarias medidas que los ecuatorianos debemos adoptar en contraprestación. El desorden de las cuentas fiscales, la eliminación de fondos de estabilización, la rigidez laboral y el enorme gasto público, son las mayores pero no todas las malas prácticas en que neciamente persistimos, atentando contra el modelo monetario.
El crecimiento de las exportaciones es fundamental en dolarización. Los esfuerzos de los sectores camaronero, bananero, pesquero, cacaotero y florícola son dignos de reconocer pues sus exportaciones han alcanzado máximos históricos, no gracias al apoyo de políticas públicas sino a pesar de ellas.
La implementación del “drawback”, herramienta imprescindible para impulsar las exportaciones, nos ha resultado imposible. Desde 1985 Chile apuntaló su despegue con la entonces “Ley de Reintegro Inmediato” facilitando a sus exportadores recuperar los impuestos pagados en su proceso productivo con la sola presentación de los documentos de exportación: automática, transparente y eficazmente. La falta de un mecanismo similar en Ecuador obliga a exportar impuestos, encareciendo los productos, afectando su competitividad.
En contra partida, cuando de importaciones se trata, podíamos aprender de los países del sudeste asiático, que liberaron sus economías, abrieron sus mercados y redujeron las regulaciones estatales a un ritmo coherente con su capacidad económica, centrando el crecimiento en las exportaciones pero limitando las importaciones que podían debilitar su producción industrial y agrícola.
Este crecimiento basado en las exportaciones, lleva a algunos países a adoptar incentivos y subsidios prohibidos por la OMC que, en globalización, obliga a otros a reaccionar con medidas oportunas para compensar su efecto en la producción local. Tras los impactos del covid – 19, en marzo China adoptó una medida de reembolso a las exportaciones de entre el 10% y 13% para 1460 productos con el objeto de recuperar mercados. ¿Se conoce en detalle esta medida?, ¿se investigó si entre los beneficiados hay productos que compiten con los nacionales?, ¿se compensará el impacto de este subsidio en la producción nacional?
La manipulación de los tipos de cambio es otra forma velada de subsidiar exportaciones. En veinte años de dolarización tampoco ha sido posible desarrollar una herramienta para compensar los efectos que la devaluación de las monedas de nuestros socios comerciales tiene en perjuicio de la competitividad de la producción nacional.
Muchas cosas quedan por hacer por la competitividad de nuestra producción, pero sí que se podría, urgentemente, tomar medidas administrativas para dejar de exportar impuestos y de importar subsidios.