Argentina tiene abundancia de recursos naturales, muy baja densidad de población y en buena parte del siglo XX, tuvo índices escolares comparables a los de Europa. Hace 100 años estaba entre los 10 países más ricos del mundo. Hoy, el 40,9% de su población es pobre, y el 10,5% indigente. El 44% (aproximadamente 22 millones) recibe ayuda mensual del Estado y el gasto público representa el 42% del PIB.
¿Cuál ha sido la causa de este descalabro? Gobiernos populistas y corruptos, inscritos en el “peronismo”, que igual abriga a neoliberales como Menem, seudo socialistas como Kirchner y su ahora viuda y vicepresidenta, Cristina Fernández y otros de similar pelambre. La “Justicia Social”, lema de Perón, ha sido suficiente para encandilar a ciudadanos que lejos de creer en sus propias capacidades y en el trabajo duro y cotidiano, descansan en las ofertas del caudillo de turno: felicidad universal y gratuita. Y de nada valen las experiencias dramáticas del fraude, la corrupción y el empobrecimiento general. Siguen votando neciamente al engaño y el robo de los fondos públicos.
El fenómeno argentino puede explicarse por lo que el mundo ha observado estos días con la muerte de Maradona y el fanatismo extremo llevado a idolatría a un excepcional jugador de fútbol, pero controvertido ser humado, un dios a quien hay que adorar y llegar al paroxismo por encima de la pandemia y al alto riesgo de contagio. El desborde llegó al punto que la Policía debió utilizar gases lacrimógenos – a lo mejor caducados- para dispersar a una avalancha que había roto las seguridades de la Casa Rosada donde se velaban sus restos. El propio presidente Fernández y su familia por poco acaban atropellados por la turba incontrolable que insensatamente se aferraba al féretro para estar cerca de su dios.
Como bien apuntaba un artículo publicado en El País de España en octubre de 2010, con el título de “Maradona como metáfora argentina”, “Diego Maradona fue un monumental jugador de fútbol. Muchos más. creían orgullosos que unidos al “ídolo” todo el mundo “se la chupaba”. En realidad, el que se ha chupado todo, desde alcohol hasta cocaína, ha sido Maradona. [ ] El granero del mundo se va convirtiendo en un país lleno además de granos de pústulas creadas por el sistema: fracaso, pobreza, desnutrición, inseguridad, criminalidad, destrucción de las instituciones, ataque permanente a la prensa opositora, ataque a la ley, destrucción de la educación.”.
Ecuador estuvo muy cerca de la debacle argentina, o, peor aún, de la venezolana. El dique del dólar lo impidió. Pero hay que desterrar aquel mito de “país corcho”. En dos meses la ciudadanía deberá elegir entre el populismo, la corrupción, el autoritarismo y la destrucción de las instituciones, o el orden en las finanzas públicas, la vida austera y el trabajo esforzado. He ahí el dilema.