Empatía

La creciente sofisticación de las tecnologías junto a las megatendencias sociales y ambientales impactan las expectativas de las comunidades respecto a las instituciones y organizaciones, obligándolas a desarrollar nuevas capacidades, una de estas es la empatía en los liderazgos que las dirigen e influyen en su desempeño.

Los líderes empáticos tienen mayor capacidad para motivar a las personas, y están mejor preparados para conectar con grupos de interés que piensan distinto o tienen intereses contrapuestos a las organizaciones que lideran. Al mostrar apertura, respeto y tolerancia, generan mejores espacios de confianza para una comunicación más franca y productiva optimizando los resultados en el largo plazo. Esta habilidad de construir sobre las diferencias siempre ha estado presente, pero hoy es vital.

Lo contrario a la empatía es la ecpatía, donde el principal enemigo es la exclusión voluntaria de los sentimientos y pensamientos de los demás, a veces motivada por el egocentrismo, el individualismo, o simplemente una inteligencia social y emocional muy baja. La buena noticia es que es posible revertir esta situación a través de práctica y perseverancia.

Empieza por saber escuchar. Y escuchar no es solo oír. Es prestar atención y esforzarse por entender.
Esto lleva al siguiente nivel que es la comprensión a través de un proceso activo de preguntas y reconocimiento de los gestos, no para responder sino para comprender toda la situación. Luego aterrizar en el nivel ideal que es la escucha empática, donde se logra “sentir” lo que la otra parte quiere transmitir como si estuviéramos en sus zapatos. Este proceso genera capacidad de cooperar e ir juntos por caminos difíciles aunque no estemos de acuerdo en todo.

Los vicios que impiden el proceso hay que controlarlos, y son principalmente la impaciencia, insensibilidad e intolerancia. Es decir, interrumpir rápido cuando se escucha algo que no es aceptable por nuestros paradigmas, o cuando no podemos resistir a contestar sin terminar de comprender.

Uno puede entender lo que se escucha, pero comprender es además reconocer el porqué esa persona piensa de esa forma, sus raíces, sus experiencias, sus paradigmas, que la hacen tener esa posición. Nos guste o no, tanto ellos como nosotros podemos estar errados o sesgados en opinión del otro, lo importante es entender por qué, y desde ahí hacer algo positivo para todos.

Muchos líderes son locuaces y hábiles, logrando impresionar aunque sus intenciones no son evidentes. Pero el liderazgo que hoy se requiere exige conectar con los sentimientos y expectativas de los demás, saber escuchar y responder con el testimonio de sus obras.

Reconocer la empatía en quienes pretenden liderar, puede ser una buena guía para decisiones cruciales como las próximas elecciones.

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