En el cuadrilátero político, y desde esquinas opuestas, han surgido críticas a la dolarización.
Por una parte, de un legislador socialcristiano. El punto es que el Ecuador tiene una estructura de costos exagerada, y es cuesta arriba reducirlos. Lo cual torna difícil exportar, y sin ingreso de divisas, la economía no puede expandirse. Esta situación es el resultado de la política de la administración Correa, que no se condujo dentro de lo adecuado para una economía dolarizada. Subió sueldos al punto que el básico es el mayor entre las ocho economías mas grandes de América Latina, y el doble que en Colombia. tomó dinero depositado en el Banco Central por la banca privada e instituciones del sector público, se la gastó y entregó a cambio unos certificados que no pueden hacerse efectivos.
El Ecuador tiene cero inflación, incluso una ligera caída de precios, pero los países competidores devalúan y siguen bajando sus precios en dólares. No sólo las exportaciones sufren: en una economía cada vez más abierta, la producción para el mercado interna comienza a ser desplazada por similares importados. Esta situación comienza a convencer a algunos que es necesario desdolarizar.
Pero la dolarización trae muchos beneficios. Para empezar, los empleados tienen la tranquilidad que su sueldo en moneda dura no va a perder poder adquisitivo: las familias pueden presupuestar. La dolarización permitió el crecimiento de la clase media. Las empresas, todas las cuales tienen que importar algo, se benefician de la transparencia que venden su producción en el mercado interno en la misma moneda con que importan.
La solución no es desdolarizar sino reducir los costos de producir en el país. Es por eso que no habrá alza del mínimo este año. En ningún país de moneda dura se sube el salario mínimo todos los años, peor en un país con inflación negativa.
Hay que simplificar trámites, devolver los impuestos a las exportaciones, una reforma tributaria que quite impuestos a la producción, una reforma laboral. Todas estas reformas, al fortalecer la dolarización, ayudan a preservar el poder adquisitivo de los salarios, que caería irremediablemente con una desdolarización.
Hay otra propuesta de desdolarizar, esta desde el correísmo, en que se propone crear una moneda paralela, virtual y sin respaldo alguno, para entregar de por vida un sueldo de USD 400 mensuales a 1 millón de personas. El que acepte pago con esa moneda, no podrá utilizarla, salvo quizá en una pequeña parte para el pago de impuestos. Se generaría un caos. Para evitar que la consecuencia sea una salida de divisas, se propone trepar al 27% el impuesto a los pagos al exterior. En fin, un mago propone sacar dólares de su chistera. Pero el mago no obra milagros sino que es un ilusionista. Y los que creen en su ilusionismo, son ilusos.