El triunfo del binomio Lasso-Borrero en el balotaje del domingo último, que para muchos era improbable, por la amplia ventaja que obtuvieron los candidatos Arauz-Rabascall
en la primera vuelta, los politólogos atribuyen al voto anticorreísta y trae a la memoria casos anecdóticos pero reales, que forman parte de nuestra historia, en los que sus protagonistas también quedaron “con los churos hechos”, como se dice en lenguaje coloquial.
Un par de casos:
Durante la cuarta Administración del doctor José María Velasco Ibarra surgieron graves discrepancias con su vicepresidente, doctor Carlos Julio Arosemena; el 7 de noviembre de 1 961 Velasco Ibarra se declaró Dictador y ordenó la prisión del Segundo Mandatario y de doce legisladores; horas más tarde intentó disolver el Congreso pero fue destituido por las Fuerzas Armadas, que encargaron el poder al doctor Camilo Gallegos Toledo, presidente de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, con carácter de Presidente Interino y con la misión de que en 90 días convoque una Asamblea Constituyente para el retorno al orden constitucional.
El flamante Presidente Interino concurrió de inmediato al Palacio de Carondelet y comenzó a designar ministros y otros funcionarios, pero en horas de la noche, cuando se encontraba en la residencia presidencial, salieron del penal García Moreno el Vicepresidente de la República y la docena de legisladores y el doctor Gallegos presentó su renuncia de la Primera Magistratura, de la que estuvo investido durante horas.
Otro caso sui géneris: En la noche del 20 de enero del 2 000 se intensificaron las manifestaciones contra el presidente Jamil Mahuad en esta capital y el día siguiente las Fuerzas Armadas desconocieron el orden constitucional y, tras una serie de vicisitudes, se conformó una “Junta de Salvación Nacional”, integrada por el coronel Lucio Gutiérrez; el doctor Carlos Solórzano, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia y Antonio Vargas, presidente de la Conaie, pero el Alto Mando Militar ordenó al coronel que se retire de dicho triunvirato y que lo reemplace el general Carlos Mendoza, jefe del Comando Conjunto, quien, en realidad, no se incorporó a la tristemente célebre “Junta”, que entonces expiró antes de nacer y asumió la Presidencia de la República el vicepresidente, doctor Gustavo Noboa.
Y como dice un refrán: “Con la vara que mides serás medido”, don Lucio, que fue uno de los cabecillas del derrocamiento del presidente Mahuad, también fue derrocado cuando, poco tiempo después fue huésped de Carondelet. Más aún, en su persistente intento por volver a la Presidencia, participó en la primera vuelta de la contienda que culminó el 11 del presente mes, pero alcanzó apenas el 1.78% de la votación.
Lo cierto es que ahora el Presidente electo tiene por delante múltiples problemas, uno más grave que otro, y un cúmulo de promesas que hizo en la reciente campaña electoral.