Las cartas llevan mensajes, transmiten sentimientos, expresan aspiraciones y hacen llamados y proclamas. En 1943, Benjamín Carrión recopiló en un libro lo que él llamó “Cartas al Ecuador” tras la derrota frente al Perú en 1941-42 cuando el país estaba arrasado física y sobre todo moralmente. Explicó que su obra contenía “simples reflexiones de leal patriotismo” y llamó a que “insurjamos contra este engaño al pueblo ecuatoriano ingenuo, confiado, pero no imbécil”, y que “el imperativo de la hora es hablar alto, patriótico y firme” contra las falacias y a favor de la verdad. Invocó a la resurrección del país a “emprender, como en toda edificación nueva la limpieza de escombros y basuras, encontrar tierra firme para sentar las bases y el cimiento de la nueva patria”.
Mutatis muntandis, esto es cambiando lo que se deba cambiar de manera análoga, las palabras de Carrión calzan perfectamente con la situación del Ecuador de hoy. El pueblo sufre no solo por su salud sino por su vida a causa de la pandemia, padece por la falta de empleo, la inseguridad asola. Está indignado y con rabia por la perversa corrupción con fondos públicos, no tiene líderes ni un Gobierno que le conduzca a la salida de este oscuro túnel en el que se halla. La situación de nuestro país es catastrófica, reconozcámoslo, no nos engañemos con historias como la de que la deuda externa ya está resuelta para que al día siguiente se nos diga que no ha sido así, que la pandemia está controlada cuando incrementan los contagiados y los muertos cada día. No nos engañemos cuando nos creemos gente buena cuando tenemos ex presidentes con grillete, ex vicepresidente preso y ministros y altas autoridades prófugos, jueces y asambleístas con grillete o acusados por la Fiscalía de cometer fechorías con fondos públicos.
Y sigue Carrión “…ni en las horas sombrías de 1858-1860 esta pobre tierra ha caído tan bajo, ha sido conducida a una situación más trágica. Un paso más en el descenso y es la muerte de la Patria. Pero hay muchos pasos, duros pero posibles, para el resurgimiento”. Y añade: “…hay que buscar la verdad y emprender con seguridad por un camino de resurrección, la obra está por hacerse y el Ecuador sabrá hacerla. Hacer la obra para buscar su salvación. Sabiendo que aun cuando todo, todo se ha perdido, también tenemos todo, todo por ganar”.
Este es un mensaje poderoso, recoge sentimientos y hace una proclama a la conciencia de los ecuatorianos que aun creemos que podemos, lo que él llamó, “volver a tener patria”. Superemos decididos esta infame y vergonzosa coyuntura de mezquindad, cobardía y latrocinio nunca vista; descubramos y castiguemos a los culpables del robo y el delito y unámonos, solidarios y desprendidos, desde la sociedad civil para rehacer este país. La historia lo exige, nuestros hijos lo demandan.