Una noticia estremecedora… Los ciudadanos jóvenes –entre 16 y 35 años- constituyen el 44% del padrón electoral. Las decisiones de este sector de 5.8 millones, serán determinantes para el manejo de la peste y para el porvenir. Es la elección de la juventud.
Una alarma preocupante… los jóvenes, según muchas apreciaciones, rechazan el mundo político y su ritual electoral. El desencanto predomina y no vislumbran soluciones con sentido de país. La apatía es su signo. Engrosarán las filas del ausentismo o del voto nulo de quienes sufragan por obligación.
Existe otra corriente de opinión. Considera que se han levantado mitos sobre la conducta juvenil. Cree -sin negar dosis de desinterés- que el involucramiento de los jóvenes está en aumento. Jóvenes insertos en movimientos políticos. Jóvenes activistas con idearios estratégicos. Jóvenes integrados a diálogos y observatorios. Jóvenes proactivos en gobiernos estudiantiles.
La juventud no constituye un sector homogéneo. En él se cruzan otras condiciones: son hombres o mujeres, viven con comodidad o en la pobreza, habitan en ciudades o campos, son mestizos o de minorías étnicas, son organizados o no, trabajan o estudian, tienen desigual educación e información. En fin… la variedad es su esencia.De todas maneras, existe un pliego de peticiones juveniles (como Agenda Joven 2021) posicionándose en la sociedad. Con 2 temas trascendentes: empleo y educación. El primero explicable porque ha sido un sector muy golpeado por los despidos y las reducciones. Y el segundo porque el ingreso, la permanencia y las carreras técnicas superiores no tienen apoyo. La educación virtual no está al alcance de todos. Los presupuestos públicos se adelgazan. Los costos privados se disparan. La agenda se nutre de otros temas significativos. Uno de ellos es la protección ambiental y las nuevas conductas que reclama. Se plantea los derechos sexuales y reproductivos, la equidad de género y el freno a las violencias. Las artes, la cultura, la tecnología, son también demandas claves.
Las exigencias de los jóvenes tienden a ser específicas y concretas; rara vez apelan a paquetes ideológicos globales. Rechazan 3 vicios históricos: corrupción, demagogia y autoritarismo. Se inclinan por los derechos humanos y el respeto a las diversidades de la vida.
Candidatos y movimientos apuntan al voto juvenil. Algunos impulsan reclutamiento de jóvenes para listas y simpatizantes, formación de cuadros, inserción en redes sociales, refrescamiento de lenguaje, ruptura de formalidades y distancias. La agenda juvenil tiene riqueza y sustento. Las elecciones son una oportunidad para atenderla. Sin embargo el peligro populista y los fundamentalismos amenazan. El auxilio vendrá esta vez desde los jóvenes o no vendrá. Confiemos en su inconformidad, su nervio, su imaginación.