George Floyd y mis hijos

Dentro del curso de Introducción a la Ciencia Política hoy debemos revisar con mis estudiantes la acción colectiva y los movimientos sociales. Esa clase siempre la inicio con un video de la “Marcha sobre Washington” y el discurso “Tengo un sueño” de Martin Luther King Jr., pero esta vez empiezo con uno sobre la muerte de George Floyd en EE.UU. y la enorme movilización social de rechazo que generó, no solo en ese país, sino en todo el mundo y luego una charla TED con las principales líderes de Black Lives Matters (BLM), en la que explican el por qué de ese movimiento.

La clase es telemática, así que no puedo apreciar las reacciones de mis estudiantes a los vídeos (luego hablaremos sobre ellos), pero lo que sí percibo son dos pequeñas sombras a mi lado. Cuando volteo, veo a mis hijos que, disimuladamente, han abandonado sus clases virtuales y observan con los ojos como platos las escalofriantes escenas de la muerte de Floyd y las reacciones que produjo. Sé que deberían estar en clase, pero no digo nada. Pienso que es importante que vean esto.

Quedan impactados. Terminada la clase, Antonia, con los ojos humedecidos, me pregunta, - ¿Por qué existe el racismo? No entiendo - y junto con su hermano Nicolás me miran esperando una respuesta. Me quedo sin palabras ¿Cómo explicarles a unos niños qué es el racismo?

Recuerdo lo dicho por Chimamanda Ngozi Adichie, quizá la escritora africana más importante de su generación: “No descubrí que era negra hasta llegar a EE.UU., lo que implica varios estereotipos, como no ser tan inteligente y trabajador como un blanco, o tener muchas posibilidades de ser visto como un delincuente”. Reflexiono en las palabras de Opal Tometi de BLM: “El racismo ocurre en todo el mundo. Hoy, más que nunca, necesitamos un movimiento de Derechos Humanos que desafíe al racismo sistémico en todos los contextos”. Pienso en George Floyd llamando a su madre mientras moría. - ¿Se vive el racismo de la misma manera en Ecuador? - me pregunto-, y cuando pienso en cómo se trata en nuestro país a los indígenas, a los afrodescendientes, a los inmigrantes, concluyo que es muy similar.

Salgo de mis cavilaciones y veo los ojos inquisitivos de mis hijos. Estratégicamente, contesto con otra pregunta – ¿Qué es el racismo para ustedes? -. Ser injustos con las personas solo por su color de piel y pensar que el color de piel nos hace mejores o peores– dice Nicolás. – Lo que pasa – dice Antonia - es que la gente es muy ignorante del mundo y por eso maltratan a otros por su color de piel sin conocerlos ni conocer su cultura -. – Sí – señala Nicolás – y nosotros somos mestizos y también pudieran ser racistas con nosotros si vamos a otros países, porque no nos conocen. – Son ignorantes – dice Nicolás – ¡Eso! – dice Antonia - ¡ignorantes! - Me vuelvo a quedar sin palabras.

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