Juan Carlos Jácome

Empresas y hogares

A inicios del presente Gobierno muy acertadamente se decía que establecer impuestos sobre las empresas era algo poco viable. Dada la pandemia y sus efectos en el Ecuador, los ingresos de muchas empresas se aniquilaron, convirtiendo en atentatorio contra la estabilidad y sobrevivencia de estas el pretender extraer recursos para el fisco de aquellos pocos ingresos que lograban obtener. No hay discusión en esto. Pero ¿difiere sustancialmente una empresa de un hogar?

Una empresa produce o intermedia bienes o servicios que al ser comercializados en el mercado obtiene un ingreso. Tanto la producción como la adquisición del servicio o bien y su respectiva comercialización genera costos y gastos para la empresa. La diferencia entre los ingresos y estos costos y gastos representará entonces la ganancia de la empresa.

Un hogar, por su parte, independientemente de su conformación es una unidad que mayormente consume y percibe ingresos por su trabajo y/o por las inversiones que este hubiere efectuado. La diferencia entre lo que percibe como ingreso y lo que gasta será su ganancia o ingreso neto disponible. En la práctica son muy, pero muy pocos, los hogares ecuatorianos que, al cierre del ejercicio económico, terminan con ganancias.

En este paralelismo resulta muy evidente que no hay mayores diferencias entre ambos, y que, si la pandemia puso a muchas empresas del país al borde del precipicio, es también cierto que lo mismo ocurriera con gran parte de los hogares ecuatorianos. Por esto, ningún impuesto -o cualquier cosa que se le parezca- debería implementarse o crearse sobre las empresas en el corto plazo, así como tampoco sobre los hogares del país.

Y cuando me refiero a cualquier cosa es pertinente precisar que me refiero a un escenario en donde no se incremente la tarifa de ningún impuesto, pero sí se reduzca el espacio para las deducciones en la liquidación del impuesto. En la práctica se generaría una alteración en la tasa efectiva de pago de este tributo. Numéricamente, si una empresa o persona gana USD 1 000, gasta USD 500 para generar dicho ingreso, y obtiene USD 500 de ganancia, le será equivalente experimentar un incremento en la tasa del impuesto sobre las ganancias del 10% al 15%, que mantener inalterada la tarifa en el 10%, pero que le limiten a deducir solo la mitad de lo que generó en gastos. Al final, es lo mismo que subir impuestos, y por ello tampoco debería darse en esta coyuntura.

Sin embargo, esto no deja de limitar el espacio de maniobra que tendría el Gobierno para financiar su caja fiscal en el corto plazo y deja en mi opinión solo dos alternativas con impacto político neutro: 1) Mayor endeudamiento externo, y/o 2) La implementación de algún “artificio” financiero en donde el Banco Central del Ecuador coloque recursos en la banca privada para que esta a su vez invierta en el Gobierno Central, actuando como un puente hasta que mejores vientos soplen.

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