Ecuador se adhirió al Ciadi, acuerdo que fuera denunciado por Rafael Correa. Hay quienes dicen no a la adhesión. Que el arbitraje en el Ciadi favorece a las multinacionales. Como evidencia exhiben que invariablemente los arbitrajes han encontrado culpable al Estado ecuatoriano. Pero es obvio que así es, puesto que el Estado confisca los activos de las empresas. Pero el monto de indemnización fijado suele ser inferior al valor de los activos confiscados. El más reciente caso es del de Perenco: Ecuador deberá pagarle USD374 millones. El propio Correa reconoce que confiscó ingresos por un monto superior. La empresa francesa reclamaba USD 1 400 millones, y no debe pensar que salió ganando.
Al Ciadi, institución del Banco Mundial, se han adherido 164 países. La adhesión no crea obligaciones. El arbitraje es el resultado de la firma de tratados bilaterales de inversión (TBI) con otros países, o que se lo pacte en un contrato, no de la adhesión. Adherirse es un paso necesario, pero no suficiente para atraer inversiones. Ante el historial de confiscaciones de Ecuador, así como de sentencias de la corte suprema condenando a firmas extranjeras a pagos por cientos de millones de dólares por dudosos actos dolosos, las firmas extranjeras requieren que el Ecuador firme un TBI con su país de origen. Incluso México lo requiere en el acuerdo comercial que se negocia. Pero los que se oponen al Ciadi también dicen no a los TBI. Y no también a los acuerdos comerciales.
Las empresas que están dispuestas a invertir sin TBI son las mineras, debido al enorme potencial del Ecuador. Pero los que se oponen al Ciadi, los TBI y a los acuerdos comerciales, también se oponen a la minería industrial. Y por supuesto, a la inversión petrolera.
Las mismas voces reclaman que el Estado debe reactivar la economía y que se recupere el empleo. Imposible. Sin inversión, no hay recuperación ni empleo.
Las plazas de empleo que se perdieron primero con la crisis fiscal y luego la pandemia, no volverán. Las empresas quedaron escaldadas. Cayeron sus ventas, los salarios dolarizados se mantuvieron, era muy caro despedir empleados y sin embargo debieron hacerlo. Ahora, ya acostumbrados a hacer lo mismo con menos empleados, no van a reemplazar a los despedidos. La inteligencia artificial, el internet de las cosas y en general la nueva tecnología permite reemplazar humanos con máquinas.
Por eso el gobierno Lasso ofrece crear empleo y a la vez reformas de fondo que permitan captar inversión en grande. Porque sólo habrá empleo en las nuevas empresas y en las actuales que se expandan. Ciadi, TBI, acuerdos comerciales, reforma laboral, apertura minera y petrolera son indispensables para crear empleo.
Que se reactive la economía mientras se rechaza la inversión es un sueño de opio. Despertemos.