Los gerentes encargados de suministros en todo el mundo la están pasando mal porque o no consiguen los insumos que necesitan (desde trigo hasta microchips) o, cuando los consiguen, no logran transportarlos a tiempo hasta el lugar en que los necesitan.
Para entender este curioso caos, hay que recordar que hace mucho, mucho tiempo, había un mundo donde los productores vivían entre certezas, sobre todo la certeza de poder predecir el futuro. Y claro, cuando las cosas son altamente predecibles, se puede ser extremadamente eficientes. El problema es que llegó una pandemia y las certezas se esfumaron.
Por cierto, el “mucho, mucho tiempo” es algo menos de dos años. Porque las cadenas de suministro del mundo entero funcionaban muy bien hasta que llegó la pandemia a la China a fines de 2019. Y desde ese momento, todo se complicó.
Hasta esa fecha, muchos productores en el mundo estaban acostumbrados a poder predecir la demanda que enfrentarían y luego tenían a su disposición una variedad de herramientas para poder atender esa demanda de la manera más eficiente. El problema es que muchas cosas ya no se pueden predecir y los productores ya no cuentan con esas herramientas para atender eficientemente la demanda que enfrentan.
Desde que estamos en pandemia, los consumidores compran cosas distintas de las que compraban antes. Y no solamente mascarillas o alcohol desinfectante, sino que compran cosas más adaptadas para el uso en el hogar y menos cosas que podrían ser usadas “en sociedad”.
A nivel mundial, los cambios en los patrones de consumo son más fuertes aún, en parte porque los estímulos fiscales (bonos) que han dado ciertos países han hecho que muchos consumidores tengan más dinero del esperado y, por lo tanto, consuman cosas distintas. Por eso la demanda se volvió tan cambiante e impredecible.
La otra mitad del embrollo es la oferta. Porque muchos productores están enfrentando constantes sorpresas en sus cadenas de suministros. Y eso en todo el mundo. Por un lado, en un año los costos de transporte marítimo de carga se han multiplicado por cuatro porque hay muchas cosas que transportar, pero hay menos líneas marítimas funcionando, menos marinos (hay problemas en el “mercado” de marinos mercantes), hay miles de containers acumulados en puertos que no los necesitan (y que escasean en otros sitios). Hay puertos con escasez de estibadores y el mundo entero no está produciendo suficientes microchips como para instalar en los nuevos camiones que deberían mover esa carga en tierra.
Parecería que nos viene una época de precios volátiles de materias primas y bienes de consumo y con períodosde escasez de las cosas más variadas, desde autos hasta papel higiénico. Paciencia.