¿Qué hizo el Ejecutivo para conseguir que el correísmo no vote contra el proyecto de reforma tributaria? No esperen que ninguna de las partes involucradas en el negocio satisfaga esta curiosidad; si aquello que se prometió se cumple, serán los hechos los que nos darán la respuesta y, cuando eso ocurra, podremos juzgar si el Gobierno atravesó una línea roja, si cometió un acto reprochable, o si hizo únicamente lo necesario para convertir en ley un proyecto que consideraba esencial.
Por lo pronto, lo que queda claro es que lo ocurrido no fue fruto de un error de la oposición, que tiene gente cuya experiencia excluye la posibilidad de una metedura de pata de ese calibre. Lo que vimos, fuera de toda duda, fue una maniobra conscientemente asumida para permitir la promulgación del proyecto presidencial. Bueno, conscientemente asumida por quienes están en la jugada, porque el resto se limita a cumplir la consigna. Siendo así, lo que pasó en la Asamblea no hace sino confirmar, una vez más, la catadura moral de Rafael Correa y de quienes le rodean.
“Hicimos una férrea oposición y pusimos en evidencia el impacto negativo de la Ley de Lasso”, afirma en un comunicado Fausto Jarrín, asambleísta del correísmo. Así es. ¿Cómo, entonces, se explica que los votos de esa férrea oposición faltaran a la hora de impedir que se concrete ese impacto negativo? Se trataba, simplemente, de aplastar un botón y hacer que un “si” (archívese) aparezca en la pantalla; pero todos esos “defensores del pueblo”, esos convencidos de que la ley era perjudicial, esos que durante semanas argumentaron en contra del proyecto, se pararon ante la pelota colocada en el punto penal, la miraron, dieron media vuelta y abandonaron la cancha.
Las justificaciones no faltan. Paola Cabezas dice (¿en serio lo cree?), que rechazar un informe es lo mismo que rechazar un proyecto de ley; no íbamos a votar contra una ley que estaba muerta, declaró el mismo día en que el supuesto cadáver mostraba su vitalidad publicándose en el Registro Oficial. ¿Nos va a decir lo mismo cuando estemos preparando la declaración del impuesto a la renta?
Para Fausto Jarrín, si votaban en contra les dirían golpistas y bloqueadores y se radicalizaría la persecución política. ¿No se suponía que eran revolucionarios, compañeritos?
Al parecer, las grandes causas con las que se adorna la retórica correísta ceden ante otras necesidades que, al no ser explicitadas, son sin duda inconfesables.
¿Recuerdan los videos de Pabel Muñoz? Aquí te explico, decía frente a la pizarra, cómo la propuesta gubernamental asestará un “fuerte golpe a la economía de las clases medias”. Gracias por el dato asambleísta; ahora explíqueme: ¿Dónde estuvo su voto para evitar ese golpe? ¿Con qué cara va a aparecer ahora?
Pregunta inútil; con la misma cara, seguramente. Después de todo, el propio Rafael Correa dice no entender por qué deben cargar con el costo de una ley que no es suya. Tal vez necesita que Pabel le explique.