Gonzalo Ruiz Álvarez

Consulta como medio o fin

El fin justifica los medios o los medios justifican el fin. La frase que puede rendir culto al cinismo en la política o que se puede convertir en un sofisma repetido como verdad inmanente parece ser parte de todos los manuales. La política real la emplea sin detenerse a indagar si en efecto es una herencia de Nicolás Maquiavelo o no. Propongo reflexionar.

Desde los albores del retorno a los gobiernos civiles en el país, el acudir a consultarle cosas a la gente ha sido una costumbre que se explica desde la retórica del poder con el principio de la sabiduría popular y del derecho ciudadano a labrar sobre su destino.

El 15 de enero de 1978 nos pusieron en la papeleta a decidir si queríamos que una nueva constitución riga nuestro sistema o las reformas aplicadas a la carta política de 1945. Estoy seguro que muy pocos ecuatorianos nos habremos dado el trabajo - en mi caso desde mi precaria intiución y supina ignorancia en la materia - de leer ambos proyectos y acaso los entendimos. Pero eso sí, votamos y decidimos. Y así alumbramos al nuevo esquema de democracia participativa y representativa que pervivió hasta 1998.

En 1985 León Febres Cordero nos puso por delante otro reto: la participación de los independientes en política y el pueblo de modo categórico dijo No. Recuerdo el análisis del entonces vicepresidente Blasco Peñaherrera Padilla en entrevista que hicimos con Iván Oña en Radio Quito: comentó que el gobierno perdió por goleada. Las agencias de prensa rebotaron de inmediato la metáfora. Osvaldo Hurtado encabezó la campaña por el No y acertó. Todo fue político, a favor o en contra de Febres Cordero.

Años después, la misma pregunta la formuló Sixto Durán Ballén y obtuvo el beneplácito popular por la participación de los independientes. El propio Sixto Durán Ballén perdió otra consulta popular cuando se preguntó por aspectos de la modernización y la incursión privada en la seguridad social.

El rey de las consultas fue Rafael Correa, dotado de un discurso atractivo convenció a las masas y gobernó con esta construcción política de una democracia participativa, cuando el sistema plebiscitario es empleado muchas veces en gobiernos autoritarios y hasta totalitarios, para darse un baño de popularidad y avalar su gestión política.

Lenin Moreno hizo su consulta. Fue una buena idea buscar la institucionalización del país después del desbarajuste del poder vertical que implantó la década de destrucción de los ejes y valores de la democracia representativa. Así llegó el proceso de reinstitucionalización. Falló al preguntar aquello de la elección popular del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social( Cpccs), los resultados y consecuencias los estamos pagando con creces.

El Presidente actual propuso en campaña la consulta para eliminar el Cpccs. Ahora el asambleísta Fernando Villavicencio explica que ha hablado con Guillermo Lasso. Se consultaría sobre un congreso bicameral de pequeña representación y hasta una consulta minera. Cuidado: las consultas se las puede ganar, pero hay el riesgo de perderlas.

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