Arauz, Lasso y el mal menor

Quien mucho abarca, poco aprieta. La odisea de Yaku Pérez en busca de un cupo para la segunda vuelta presidencial se ha ido evaporando poco a poco. Optar al mismo tiempo por la presión de las movilizaciones y por el camino jurídico legal parece, a primera vista, una gran estrategia, pero es todo y nada a la vez.

Por añadidura, el candidato de Pachakutik y un juez del Tribunal Contencioso Electoral admitieron haberse encontrado. Las consultas con quienes deciden en la Función Electoral son tan frecuentes como prohibidas. No necesariamente se hacen personalmente, pero el hecho de que Pérez recurra a esa práctica lo pone en el mismo plano de la nueva y la vieja partidocracia que critica, y le quita peso a su reclamo. Todo lo malo se pega.

Pachakutik, pese a los desencuentros internos, permite al movimiento indígena emerger como una de las fuerzas ganadoras de las últimas elecciones, al lograr una histórica votación presidencial, muy lejana al casi 2% del líder Luis Macas en el 2006, y un bloque legislativo decisivo que le permitiría acceder, en alianza, a la Presidencia de la Asamblea.

Pachakutik tendrá un peso legislativo específico y podrá seguir trabajando para alcanzar la Presidencia de la República. Tiene como tarea la difícil unificación del movimiento si quiere cumplir el papel de oposición al próximo mandatario, sea quien sea, y pasar del bloqueo a la construcción de una agenda política, económica y social ganadora.

En cuanto a Andrés Arauz y Guillermo Lasso, sus propios sondeos muestran que hasta hoy no han logrado atraer del todo a quienes votaron por otros candidatos, en especial por Pérez y Xavier Hervas, otra de las sorpresas de la primera vuelta.
La intención de voto nulo y la indecisión son altas, y los estrategas tienen que trabajar para mostrar los aspectos positivos de los postulantes de Unes y Creo, pues la táctica de descalificación del enemigo rendirá mucho menos en esta etapa.

En este momento hay, según los sondeos, un buen porcentaje de ciudadanos que no le cree ni al uno ni al otro. Y está claro que ni la propaganda que ahonda en el vínculo de Arauz con el correísmo, ni la propaganda en contra de Lasso por ser banquero y exfuncionario, moverán las cifras a niveles decisivos.

Siempre es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Y siempre es posible ganar las elecciones presidenciales con el mayor porcentaje de votos válidos (los nulos no cuentan), pero llegar a la Presidencia de la República sin un apoyo electoral fuerte, en medio de las crisis por las cuales atraviesa el país, no es la mejor receta.

Las cartas están sobre la mesa. Seguiremos viendo, por supuesto, campañas de desprestigio y noticias falsas, pero el país merece una oferta positiva. Que convenzan al elector, sin demagogia, de votar por ellos y no de votar contra el opositor. Es decir, por el mal menor.

Suplementos digitales