A juzgar por las estimaciones vinculadas al crecimiento económico proyectado para el Ecuador en 2016, lo que puede verse con claridad es que, si bien el ritmo de generación de recursos ha venido desacelerándose en los últimos años, se mantiene la senda virtuosa. El dato más significativo es que aún en el contexto internacional de baja en el precio del petróleo se prevé que el balance continuará dando positivo.
Vale destacar que desde el Gobierno manifestaron que Ecuador no decreció durante el 2015, un año en el que desplomaron drásticamente los precios del petróleo y se apreció el dólar, y que crecerá un 1 % en 2016.
Asimismo, las autoridades destacaron que, pese a no haber recibido un solo centavo por ingreso petrolero en 2015, las obras en todo el país continuaron haciéndose realidad, colocando al Ecuador como el único país petrolero que ha logrado transformar la riqueza en crecimiento y bienestar para la población.
Independientemente de dicho empuje y de su capitalización en beneficio de la comunidad, teniendo en cuenta su potencial estratégico en la economía ecuatoriana, no deja de ser una dificultad trascendente que el precio del petróleo continúe disminuyendo.
En este sentido, el presidente de la República, Rafael Correa, anunció recientemente que impulsará una iniciativa de naciones latinoamericanas para dar un mensaje de apoyo a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en favor de una reducción de producción que tenga como resultado un alza de los precios del crudo.
Correa reiteró que “precios tan bajos no convienen a nadie, no son sostenibles” y pueden llevar a un efecto rebote que tenga consecuencias desestabilizadoras para los mercados y para el medio ambiente: no solo se contempla el impacto en la economía, sino también lo que representa su precio a la hora de buscar energías alternativas, tan deseables como beneficiosas.
Sin dudas, a la par de avanzar en acuerdos regionales que puedan potenciar y proteger la actividad, se debe continuar haciendo esfuerzos –tanto del Estado como del sector privado- para generar energías alternativas y sustentables, y así forjar nuevas herramientas para potenciar la producción local en el contexto internacional.
Es saludable también que de la mano de una industria como la petrolera o la energética caminen juntas la investigación, la innovación, la Ciencia y la Tecnología, de modo tal de poder encontrar nuevas soluciones a fenómenos macroeconómicos complejos, regulados por las grandes economías del mundo, para que el país pueda sortear con éxito las oportunidades y condicionamientos externos.
Los desafíos por delante están a la vista y se torna necesario que la dirigencia continúe encarando las dificultades con firmeza y responsabilidad, no dejando que el mercado haga de las suyas, para poder lograr que el país no se detenga en el progreso y que todos los ecuatorianos podamos vivir cada día un poco mejor.
Columnista invitado