Cuba – EE.UU.:una nueva era
La noticia es la más importante en más de medio siglo de tensa relación entre La Habana y Washington.
El restablecimiento de lazos diplomáticos -con el nombramiento de embajadores - , la búsqueda del fin del bloqueo y la eventual próxima visita de Barack Obama a La Habana, escriben una página distinta. Tanto que se tiene el anuncio de Raúl Castro y Barack Obama como histórico.
El nuevo estatus será un paso significativo que destruye una amistad que se quebró durante algunos hechos cruciales ocurridos tras el triunfo de la revolución cubana comandada por Fidel Castro, Ernesto ‘Che’ Guevara y Camilo Cienfuegos, en enero de 1959.
La crisis de los misiles soviéticos, que apuntaban a EE.UU. desde Cuba, en tiempos de la Guerra Fría, la invasión frustrada por Cuba, impulsada desde el país del norte a la Bahía de Cochinos y la proclama del carácter socialista de la revolución, pusieron distancias definitivas entre ambos regímenes que representaban sistemas contrapuestos.
La denuncia sistemática de La Habana al bloqueo -embargo comercial, desde la perspectiva norteamericana- y la acusación de que la potencia intenta imponer una conducta imperial frente al Régimen comunista, han marcado a esta tensa relación.
Un momento especial vivió la isla caribeña cuando sobrevinieron los efectos de la Perestroika, la Glasnost y la Caída del Muro de Berlín. El final del padrinazgo soviético, que mantuvo a Cuba con fuertes subsidios y como punta de lanza -satélite- de los intereses soviéticos y agente clave de la exportación de la revolución a otros países de Latinoamérica, había llegado a su fin. La Guerra Fría pasó a los libros de historia.
Entonces empezó un nuevo período especial para Cuba y su precaria economía. El término del apoyo soviético le hizo a Fidel mirar hacia China Popular. Más tarde encontró un nuevo sostén en la fortaleza económica de Venezuela con los beneficios petroleros a la isla y al régimen de los hermanos Castro.
La retirada de Fidel del poder, la apertura hacia un capitalismo incipiente, y otros indicios, hacían presagiar cambios más rápidos en el sistema que se resiste a mantener un modelo caduco, pese a todo. Esas transformaciones, empero, no llegaron.
La noticia sorprendió al mundo, el diálogo directo y telefónico de Obama y Raúl, su presentación en televisión provocaron reacciones en distintos países, en especial en toda Latinoamérica. La comunidad cubano-americana mostró cierta indignación.
Un papel clave jugaron Canadá y el Vaticano construyendo puentes para la mediación que arrojó el fruto esperanzador. El papa Francisco, hombre de paz y diálogo, fue un actor silencioso que recibe la buena nueva en vísperas de la fiesta mayor de la Cristiandad y el día de su cumpleaños 78.
Hoy queda esperar que cese pronto el bloque insensato que ha mantenido cerrado al régimen de la isla y soplen vientos de libertad.