A veces siento que se me ha perdido la brújula y los puntos cardinales están patas arriba. Sobre todo a lo que sucede en Colombia ya casi en vísperas de las elecciones más confusas que recuerde.
Esta es la hora que yo, como miles y miles de ciudadanos, no sabemos muy bien por quien vamos a votar.
Sabemos, eso sí por cuales candidatos jamás lo haríamos. Ni Iván Duque ni Gustavo Petro. Ambos extremos de una misma cuerda que tiene totalmente polarizado al país.
Iván Duque, salido de la nada como los conejos del sombrero del mago, vocero, títere o muñeco de Álvaro Uribe que ha logrado aterrorizar un gran porcentaje de la población con su famoso estribillo de que “caeremos en el Castro-Chavismo” si no estamos con él.
O sea con su “elegido”. Ultra derecha pura. Retroceso hacia la Inquisición. No al matrimonio gay. Límites a la libertad de prensa. Hacer “trizas” el Acuerdo de Paz y otras perlas como Una sola Corte… en fin…
Gustavo Petro, gran ex senador, quien con su oratoria brillante destapó ollas podridas de corrupción y componendas y logró la destitución de algunos intocables. Pésimo Alcalde de Bogotá. Extremo populismo. Promesas imposibles que cubran en tono operático y trémulo en las plazas públicas. Hipnotiza al pueblo y a los jóvenes “rebeldes” y recibe frenéticos aplausos.
El Centro racional representado por Sergio Fajardo y el estadista Humberto de La Calle no logran ponerse de acuerdo para hacer una alianza común, pensando en Colombia pues los egos de los dirigentes del agónico Partido Liberal y la vanidad de “Los Verdes “se empeñan a seguir cada uno por su lado a sabiendas de que cada día pierden puntos.
Los colombianos en este instante se debaten entre dos miedos.
Y las mentiras, los ataques, las vulgaridades y las agresiones son las que se mueven en las redes sociales y arrasan como una avalancha de lodo cualquier intento de debatir o reflexionar.
Vargas Lleras, hombre curtido en lides políticas puede ser la gran sorpresa. Como diríamos “el menos pior” entre Duque y Petro. Sin oportunidades de que algo cambie… Los mismos con las mismas.
La noria que da vueltas sobre sí misma. Corrupción, clientelismo, cuotas burocráticas, inequidad y etc. Hasta el infinito.
Hasta que explotemos como una bomba de tiempo…. O seamos capaces de derrotar este destino maldito y con nuestro voto logremos la Colombia nueva y en paz que la mayoría anhelamos. ¿Seremos, de nuevo, indignos de la enorme responsabilidad que tenemos? No lo sé.
PD. Mis manifestaciones de solidaridad a los, periodistas secuestrados por narcotraficantes colombianos. ¡Esto no lo podemos tolerar más!