Hoy es Perú. Los volcanes rugen, y expulsan lava de la misma pungencia populista-marxista de la que destruyó Venezuela, otrora la más rica nación de la región. Que no veamos a nuestros hermanos peruanos deambular por los caminos de Sudamérica, buscando refugio, como sucede con los venezolanos.
No sólo en Perú. Los volcanes están activos en toda la cordillera, de Venezuela a Argentina, como interconectados en lo más profundo de la Tierra. En Chile se escucha el bramido. Santiago eligió alcalde comunista y la extrema izquierda tiene la mayor representación en la Asamblea Constituyente. En Colombia, la tierra tiembla, y una explosión como la peruana es una posibilidad para 2022.
Ecuador pasó por una década de erupciones, aunque sin la virulencia de la venezolana. Luego de cuatro años de gradual desactivación volcánica, volvieron a retumbar, una erupción destructiva era inminente. Pero repentinamente, en abril se acallaron los volcanes y el país ganó un cuatrienio de paz.
El peligro está ahí, que dentro de cuatro años Ecuador viva un proceso como el peruano. Quizá antes, si los desestabilizadores repiten los eventos de octubre 2019 y con más éxito.
Este peligro se puede desactivar si el gobierno de Lasso Mendoza es exitoso. Si la gente siente que se combate adecuadamente la pandemia. Que se controla el costo de vida. Que vuelven puestos de trabajo perdidos. Se abren nuevas empresas y contratan personal y servicios. No hay nueva corrupción y de haberla los corruptos son sancionados.
Ese éxito requiere la colaboración de todos los ciudadanos. Para empezar, los legisladores. El PSC ganó las elecciones presidenciales junto a Lasso, su opción de por fin retornar al poder que entregaron en 1988. ¿Por qué optar por ser oposición de un gobierno que contribuyeron a elegir? ¿Para buscar ganar solos en 2025? Si Jaime Nebot, quien tendría esa posibilidad, ha renunciado a ser nuevamente candidato.
Si se consolida el sistema democrático y la prosperidad ensancha la clase media, es inevitable que surja un partido socialdemócrata capaz de poner presidente. La ID no debería caer en la tentación populachera de oponerse a todo lo que sea controvertido.
Pachakutik ha dado un paso firme para convertirse en movimiento con apoyo a todo lo ancho de la nación, y ya no tan sólo el instrumento político de los pueblos indígenas. Debe resistir los embates que quienes lo quieren arrastrar por un sendero luminoso.
Los ciudadanos de a pie, quienes queremos seguir trabajando en armonía con nuestros colaboradores, ver crecer a hijos y nietos, y que cuando nos toque la hora, expirar rodeados por los nuestros, que no sea que los unos estén en Australia y los otros en España, debemos apoyar activamente este proceso. Sin nuestra comprensión y aporte, el país que amamos está perdido.