El aborto y la política

Era muy difícil que un tema tan complejo por sus implicaciones y gran trascendencia social no cayera en la arena política. Y cayó sin ruidos iniciales, pero con un gran estruendo en las últimas etapas del proceso legislativo al que estaba sometido. Queda para la reflexión si no habría sido una vía más procedente, para el caso, un dictamen de la Corte Constitucional pues era de su nítida competencia. Sin embargo, algunos importantes juristas y los “escondidos” que protestaron abruptamente la decisión del matrimonio igualitario, prefirieron el escenario legislativo donde los intereses se canalizan por número de votos y no por análisis ni contextos. En el campo de la Corte se podía obviar una contradicción del texto constitucional y salvar el destino de mujeres violadas y embarazadas.

El artículo 45 de la máxima norma dice “Las niñas, niños y adolescentes gozarán de los derechos comunes del ser humano, además de los específicos de su edad. El Estado reconocerá y garantizará la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción”. La disposición es clara en su tenor literal.

El art. 66 numeral 10, reconoce a los ciudadanos:” el derecho a tomar decisiones libres, responsables e informadas sobre su salud y vida reproductiva y a decidir cuándo y cuántas hijas e hijos tener. “La disposición también es clara y nítida en su apreciación literal.

Son disposiciones, de igual nivel y prevalencia, pero sin concordancia o complemento entre ambos textos. Otro motivo para que la Fiscalía evalúe el costo de los honorarios invertidos en los asesores españoles que tanto daño hicieron o que se reconozca que no fueron los ibéricos sino otros los que dieron el puntillazo final al texto que rige.

Sin embargo en medio del estupor por la reforma legal lograda en una mazamorra de textos, resolvieron un dilema de la ética personal y deber púbico con el bien común, con un el voto vergonzante o la ausencia premeditada, para que las mujeres violadas en el Ecuador, sean coautoras de un delito y responsables de una vida, que, a pesar de carecer la viabilidad fetal, es una creación que engrandece el culto al machismo violento.

La vieja izquierda y el timorato Gobierno fueron beneficiaros. Los unos, aunque estropeados por estulticia cometida por su líder máximo al entrevistar al “Patriarca sin Otoño de Venezuela” y los otros sin su agresivo e iracundo asesor personal a bordo, tienen la oportunidad de seguir una ruta que puede ser beneficiosa. Los primeros han quedado enredados en los atuendos episcopales de una Iglesia que se olvidó del Modus Vivendi de 1937 y los otros que no resignan a que su Rafael como don Ignacio de la Cuchilla en el siglo XIX, solo aparezca cada 100 años. Por el contrario, para el Gobierno juega la última carta, aprueba, objeta o modifica el texto. Por tanto, hay espacio para pulir a la Vicepresidencia para el 2021. En el Ecuador, no es un mal negocio.

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