Las noticias sobre la economía venezolana, la situación laboral tanto en empresas estatales como privadas, pero sobre todo la pérdida de importancia al mundo petrolero de nuestra principal actividad económica, la estatal Pdvsa, prenden todas las alarmas posibles sobre el futuro de nuestro país. La empresa petrolera más importante de la América Latina, Pdvsa, ha sido sobrepasada por la estatales equivalentes en Brasil y México. Nuestro país que en el pasado ocupaba el sexto lugar como productor de petróleo, hoy día ni siquiera forma parte de del grupo de los primeros diez. Ni hablar del orgulloso país primer productor mundial de hierro prerreducido hoy simplemente con la mayor parte de su parque industrial paralizado por una u otra razón.
No es simplemente una responsabilidad del Gobierno nacional lo que nos ha conducido a este deplorable estado de la industria nacional y que hasta no hace algunos años se salvaba la estatal Pdvsa. También es responsabilidad, y en un buen grado, de los sectores laborales, que en particular clamaban por estatización de las empresas en Guayana que posteriormente nos conduciría a este desastre industrial. Todos los venezolanos hemos contribuido a financiar estas empresas y lo menos que podemos esperar de ellas es que las mismas arrojen resultados positivos para el país, no solo para una pequeñísima minoría que labora en las mismas y que exige beneficios. Es innegable la mayoritaria cuota de responsabilidad que le corresponde a quienes administraron dichas empresas pero no por eso se puedan los sectores laborales lavar las manos e ignorar la cuota de responsabilidad que les toca.
La prensa especializada nos habla de las reservas líquidas del Central estimando las mismas en menos de 2 000 millones de dólares. Al comparar esta cifra con la magnitud de la deuda pública y los vencimientos de la misma, la situación se hace inmanejable para gobierno alguno. Aunado a esto, la caída en los precios promedio de la cesta de exportación de crudos venezolanos y la pérdida de producción petrolera nos configura un escenario de penurias para nuestro pueblo.
Llama la atención el rechazo público a la eventual venta de Citgo por parte de Pdvsa y al mismo tiempo el reclamo de que esta ha de actuar como una verdadera compañía petrolera. Pues bien, en el mundo petrolero la venta de activos es un tema regular y nadie ha de escandalizarse por eso. Lo que nos debe preocupar no es la venta de activos petroleros sino el uso de los recursos que de allí se deriven. El valor estratégico de Citgo no es hoy día el mismo que tenía cuando fue decidida su adquisición, puede ser que sea mayor o menor pero en cualquier caso esta decisión debe responder a los mejores intereses de Pdvsa.
No podremos salir de la crisis en la que nos encontramos hasta tanto el Gobierno no cambie su modelo económico y empiece a devolver las empresas estatizadas a sus originales dueños.