Lo primordial es preservar la sostenibilidad de la Seguridad Social. Y tener en claro que el IESS es de los afiliados y para los afiliados. Por tanto, los no afiliados no deben usufructuar del presupuesto que nutren los aportantes durante su vida laboral, como lo hacen ahora los hijos menores de 18 años y las esposas, abriendo un hueco negro de USD 4 775 millones. Esta es la verdad que no dicen los políticos que viven de la mentira, afectando a las generaciones futuras.
En el Ecuador el IESS es un monopolio porque no tiene competencia alguna y por eso abusan los gobiernos populistas que demagógicamente aplican políticas clientelares con el dinero de los afiliados, inflando su nómina exageradamente. Incluso se creó el BIESS que no era necesario sino para dar más empleos burocráticos, en lugar de aplicar la automatización de procedimientos en esta era digital.
Está comprobado que por esta política clientelar perniciosa se ha duplicado el número de los empleados de 19 000 a 38000 en los últimos seis años, incluyendo a 4 000 empleados administrativos en plena época digital, mientras el fondo de pensiones sufre una baja de USD 8 144 millones en su patrimonio.
Ahora la clase media es víctima de una falsa solidaridad porque aporta todos los meses con parte de su salario y sufre una atención médica deficiente, por lo que algunas instituciones públicas y empresas contratan a compañías privadas de servicios de salud, lo que duplica su costo en forma injusta y merma la competitividad de la producción. Incluso el ya elevado aporte total del 20,6% del sueldo mensual induce a preferir la informalidad en las relaciones obrero-patronales para aumentar su ingreso disponible.
La reforma integral es indispensable y debe priorizar a la calidad y el profesionalismo de los dirigentes y administradores para evitar que cualquier político irresponsable asuma la dirección de esta institución de grande magnitud.
A la luz de la experiencia conviene aplicar una fórmula híbrida para que coexistan el IESS y seguros privados adaptando a nuestra realidad un sistema como el chileno, en donde compitan dos alternativas para escoger a cual afiliarse. Si no se hace esta cirugía mayor el IESS seguirá por siempre tal como está.
Si para esto es imprescindible reformar la Constitución hay que hacerlo, pues nada está escrito en piedra, junto con otros cambios que son necesarios, para lo cual un pequeño grupo de expertos de altísima calidad moral e intelectual podría redactar una nueva Constitución, cuyo texto sea materia de una consulta popular.
Mientras tanto es urgente transparentar las deudas de los empleadores que deben al IESS incluso por aportes personales descontados a sus empleados. Hay juicios coactivos que duran más de 10 años y el IESS no es capaz de enfrentar a los tramposos que no cumplen con sus obligaciones. Poco o nada se ha dicho al respecto, seguramente porque hay mucha ropa tendida de los poderosos que financian a los gobiernos débiles.