El precio del petróleo está exhibiendo el comportamiento anticipado por las ‘Casandras’. Luego de venir de capa caída durante todo el segundo trimestre de 2014 y primero de 2015, el crudo ecuatoriano tuvo una recuperación que le permitió estabilizarse en USD 55 en el segundo trimestre. Pero cayó USD 10 en el tercero, y en lo que va de agosto debe estar vendiéndose en alrededor de USD 39, si se mantiene el diferencial con el crudo marcador WTI.
Esta recuperación modesta por tres meses y su ulterior colapso corrobora lo que sostienen los pesimistas: que basta una leve alza de precios (WTI a USD 60) para alentar el aumento de la producción de petróleo de esquistos y la recaída del precio.
La Agencia Internacional de Energía advierte ominosamente que “el mercado aún no tocó fondo.” Goldman Sachs estima que hay un exceso de oferta de 2 millones de barriles en el mercado; habían anticipado que el petróleo caería a USD 45 en octubre, pero la caída se anticipó dos meses. Concluyen que se confirma su pronóstico, que el crudo permanecerá con bajos precios por largo tiempo.
A este deprimido precio del petróleo, pero no tan bajos precios de los combustibles que importamos, las ventas petroleras netas de importaciones deben estar este año unos USD 4 000 millones por debajo de lo previsto cuando se armó el presupuesto. De ahí la activa búsqueda de créditos externos, como el reciente contrato de venta de crudo con una empresa tailandesa que nos desembolsó USD 500 millones anticipadamente, y las duras restricciones a las importaciones que buscan ahorrar divisas por USD 2 000 millones.
Estas acciones parten de la premisa que el problema se resolverá el próximo año, lo cual es poco probable y no podemos correr el albur. Si bien las hidroeléctricas y la Refinería de Esmeraldas nos ahorrarán compra de combustibles, por otra se está cerrando la puerta del endeudamiento externo. Bordeamos el tope de lo que permite la Constitución, tope puesto no de manera arbitraria sino por prudencia.
Mientras más alto el precio del petróleo, más sube el riesgo país y más baja la cotización de los bonos ecuatorianos. La última transacción de bonos 2020 arroja un rendimiento para el comprador de 11,5%, lo que insinúa el interés que tendría que pagarse en una nueva emisión de bonos. Ese rendimiento aleja la posibilidad de obtener más crédito en los mercados.
La estrategia económica del Gobierno se agotó, esto lo perciben los agentes económicos, las más recientes iniciativas oficiales, como mayores impuestos y castigo al capital, añaden a la desazón, y la economía se paraliza.
La situación se presenta insostenible, más aún cuando este Gobierno tiene dos años por delante y una alta opción de lograr una nueva reelección. Urge una reingeniería de la política económica.
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