Se me ha brindado la oportunidad de ofrecer una charla este jueves en la ciudad australiana de Perth sobre las perspectivas mineras del Ecuador.
Pretendo que mi presentación sea novedosa para los australianos. Informaré que Ecuador está en pleno proceso de transición, sustituyendo a un presidente que estuvo una década en el poder. Que lo reemplaza alguien de su propio partido, de quien se espera mantenga estabilidad. Añadiré que para el caso de la minería, esto es positivo.
Además Lenin Moreno considera a la minería uno de los sectores prioritarios de su gestión.
Explicaré por qué nunca antes tuvimos minería, en parte por un desalentador entorno regulatorio; que eso cambió en 2000 con la ley minera de Gustavo Noboa; que generó un enorme esfuerzo exploratorio de pequeñas mineras extranjeras, que encontraron tres yacimientos de importancia mundial en el Cóndor, y otros dos más pequeños en Azuay.
Vino entonces Alianza País, puso un freno a la minería, el mandato minero, y después se pasó una ley durísima para el inversionista privado. La actividad se congeló desde 2007. Las empresas mineras fueron quebrando, al no poder mantenerse abiertas, con gastos y sin ingresos. Incluso las que encontraron los yacimientos en el Cóndor tuvieron que vender a empresas con bolsillos más profundos.
Al menos 8 años la minería estuvo paralizada, hasta que se dieron dos acontecimientos paralelos. Los precios del petróleo comenzaron a caer a mediados de 2014; para fines del año el optimismo de las autoridades de una próxima recuperación comenzó a debilitarse. Hubo que buscar nuevas fuentes de ingresos fiscales así como de inversión. A la vez, la empresa Kinross vendió el promisorio yacimiento aurífero Fruta del Norte, al no ser rentable bajo el marco legal vigente.
Reaccionó el presidente, e introdujo cambios a la ley. Creó un Ministerio de Minas cuyo titular sugirió los cambios que suavizaban las condiciones económicas del contrato.
Bajo las nuevas condiciones, las operadoras de las cinco minas con yacimientos probados, comenzaron las obras para desarrollarlos. Pero quedaba la duda si bajo las nuevas reglas, se tornaba rentable la inversión de riesgo para buscar nuevos yacimientos.
La respuesta vino cuando una pequeña minera extranjera con un prospecto promisorio en Imbabura buscó un socio que aporte fondos para seguir explorando. Para su sorpresa, la minera más grande del mundo le hizo una oferta para comprar el proyecto. La pequeña minera se negó. Pero esa fue la señal que las mineras grandes nuevamente están interesadas en el Ecuador.
Ambas empresas son australianas, y estarán en el foro minero en Perth. Por lo que Ecuador será uno de los países en que habrá mayor interés y curiosidad, y me corresponde atizar lo primero y satisfacer lo segundo.