Con la Pro forma 2019, las autoridades enviaron a la Asamblea el justificativo de cómo se alcanzaron las cifras del presupuesto: la previsión del precio del petróleo, tasas internacionales de interés, entre otras. También, del crecimiento de la economía. Lo ponen en 1,4%. Es una leve mejoría en relación al 1.1% previsto para 2018. De todas maneras decepcionante, muy inferior al 2,1% de la población en edad de trabajar. El promedio que produce cada ecuatoriano en edad de trabajar, se reduce año tras año.
Ese crecimiento se deberá a la mayor producción petrolera, no en agricultura, industria, construcción, servicios, u otro sector que genera mucho empleo. Las autoridades petroleras se proponen elevar la producción en 80 mil barriles diarios en 2019, con el desarrollo del campo Ishpingo, en el Yasuní. Aún no tienen permiso ambiental para arrancar; difícilmente alcanzarán la meta. Si excluimos al petróleo, la economía crecería solo un ínfimo 0,6%, similar al cálculo del FMI. Con la Pro forma también vino la previsión de crecimiento 2020-22, y es 1,5% en promedio.
¿Por qué tan modestas perspectivas?
Porque para consumir necesitamos productos importados o insumos importados para la producción nacional. Para invertir, maquinaria importada. Todo eso requiere divisas, y no nos entran las suficientes. Sin inversión ni consumo, no crecemos.
En los primeros seis años del siglo, las divisas las trajeron primero, la inversión extranjera ( Noboa) y luego el petróleo por la mayor producción, aunque a precios bajos (Gutiérrez, Palacio). Promedio de crecimiento: un robusto 4,8% anual.
En los primeros siete años de Correa, las divisas las generó un extraordinario precio del petróleo complementado con deuda externa. El crecimiento fue de 4,4% anual. No fue mayor, porque las políticas públicas desestimularon la inversión privada, no hubo tampoco inversión petrolera en desarrollo de campos, y hacia la parte final del período, habían tornado al país en demasiado caro para exportar.
En 2015-18, las divisas vinieron de endeudamiento externo. El crecimiento fue mínimo: 0,6% anual.
Hemos rebasado el límite de endeudamiento, y el desafío es buscar otra fuente de divisas: inversión extranjera, inversión nacional trayendo del exterior dinero propio o prestado, exportaciones privadas, o exportaciones petroleras y mineras. Mejor un poco de todas.
Para estimular exportaciones privadas, se requiere bajar costos de producción. Para atraer inversión, ya aprobó el gobierno una atractiva ley de fomento, pero falta asegurar la estabilidad fiscal y financiera, bajando el déficit. Petróleo y minas requiere agilitar trámites en particular ambientales.
Mejorar el entorno es un proceso lento, que tiene que arrancar ya. De lo contrario el ajuste rebasará 2022.