El Ecuador tuvo la oportunidad de entrar de lleno al Siglo 21, pero la desaprovechó porque quienes nos gobernaban no tenían claro lo que significa la modernidad y, si algo lograron, fue darnos un “Siglo 20 repotenciado”. Pero eso no es una buena idea, ni en productos de segunda mano, ni en siglos.
Resulta que, justamente para estas fechas, hay un excelente símil de este “Mal Siglo 21” en una carretera que muchos deben haber usado en el feriado, la Aloag-Santo Domingo.
Esa carretera fue una notable obra de ingeniería civil de los años 50 del siglo pasado, cuando a pulso se logró abrir un camino pavimentado de dos vías que, además de unir la Sierra con la Costa, conectó con el resto del país una zona altamente productiva que terminaría convirtiéndose en la actual provincia de Santo Domingo.
Lo relevante es que esa fue una obra de avanzada para su época, léase, para mediados del Siglo 20. Pero si ahora se recorre la misma ruta hay dos cosas que saltan a la vista. La primera es que el trazado actual, básicamente, es el mismo que hace 60 años. Ha habido algunas modificaciones, pero son menores dentro de la enorme obra original. O sea, es una especie de Siglo 20 repotenciado. La misma carretera, ahora con cuatro carriles en parte del recorrido, pero en esencia, lo mismo.
Lo segundo que se nota al recorrer esa vía es los múltiples derrumbes recientes, derrumbes que no eran tan comunes antes de la “repotenciación”. Y ahí es cuando es evidente que el trazado original fue pensado para dos carriles y para vehículos de hace seis décadas y que simplemente no es compatible con muchos carriles y con los vehículos de hoy.
Porque una vía de este siglo debería tener un trazado distinto, el trazado de una autopista y el Ecuador, si hubiera manejado bien los inmensos recursos del boom petrolero, habría podido concesionar su construcción y tuviéramos una autopista en lugar de una carretera ampliada. Pero ahora, como muchas otras cosas, esa autopista se quedará en el baúl de las oportunidades perdidas de la década perdida.
Y así son muchos de los cambios que se hicieron en la década anterior: intentos de mejora, pero en el fondo fallidos. Gastos de dinero con resultados limitados (o sin mejoras reales).
Una seguridad social que contrató más médicos, pero que está quebrada; un sistema de educación con profesores más jóvenes, pero con malos resultados de aprendizaje; un sistema de salud con más hospitales pero con altos niveles de mortalidad infantil; un país que gastó mucha plata pero no logró llegar al Siglo 21, sino que se quedó soñando con las utopías de un montón de resentidos que nunca entendieron que su ideología estaba desactualizada, igual que el trazado de la vía a Santo Domingo.