Es algo que ya ha venido ocurriendo en otros países de la región. Probablemente es parte del proceso de globalización y, quizás, es hasta un tema cíclico. Es difícil saber si es bueno o malo, pero al menos sí es sorprendente: el número de empresas ecuatorianas que en los últimos cinco años han pasado a manos extranjeras es inesperadamente alto.
Empecemos por las más visibles. En el 2010, Coca-Cola (más exactamente su embotelladora EBC) fue comprada por Arca, un grupo mexicano, que también adquirió Inalecsa (Inacake), para más tarde comprar Toni, Topsi y Plásticos Ecuatorianos.
Luego, Pepsi (su embotelladora local Delisoda) fue comprada por CBC, un grupo guatemalteco, que luego tomó el control de Tesalia (Güitig) y posteriormente de Tropical. En el año pasado, Supán fue adquirida por Bimbo, mientras que Juris pasó al Grupo Alfa (Bimbo y Alfa son empresas mexicanas).
Pinturas Cóndor fue adquirida por la norteamericana Sherwin Williams, mientras que la mayoría de las acciones de Produbanco fueron compradas por el Grupo Promérica de Nicaragua y algo similar ocurrió con el Diario EL COMERCIO y el Grupo González de México.
El Gobierno le vendió el viejo Ingenio La Troncal al grupo peruano Gloria (ingenio hoy conocido como EQ2). En enero de este año se anunció que los mismos peruanos tomaron el control del 63,5% de las acciones de la Unión Cementera Nacional, una empresa que integra a las viejas Cementos Guapán y Chimborazo (una transacción que curiosamente no recibió críticas de nuestra izquierda, antes tan opuesta a las “privatizaciones”).
En el negocio de los seguros también hay adquisiciones foráneas. Seguros Colonial es ahora de la empresa australiana QBE y Panamericana de Seguros pasó al control del grupo norteamericano Liberty. Seguros Cervantes, del Banco Internacional, tuvo que ser vendida (por la prohibición de que los bancos anden en otros negocios) y también pasó a Liberty.
Este es un recuento de las transacciones que han aparecido en los medios. Puede haber alguna otra que fue una negociación privada y no llegó a convertirse en noticia, pero en cualquier caso, estamos hablando de empresas importantes, en algunos casos “emblemáticas” del país (por cierto, esto no cuenta como inversión extranjera pues es un simple cambio de dueños y no necesariamente es un aumento en el capital invertido en el país).
Como decía al comienzo, es difícil saber si esto es bueno o malo. Puede haber un lado positivo si estos inversionistas traen nueva tecnología y más competencia o puede ser que algunas de las adquiridas se conviertan en simples sucursales.
Quién sabe, hasta podría ser que esto sea parte de un proceso regional y haya grupos ecuatorianos haciendo compras similares en el extranjero para así pasar a ser parte de las “transnacionales latinas”. Ojalá.