Como reseñar todos los hechos que marcaron el año es imposible, dedicaré esta columna a destacar cuatro acontecimientos que sucedieron en Estados Unidos en el año que terminó, a expresar mi deseo de Año Nuevo y a reconocer a la figura que a mi juicio fue el personaje más destacado del año.
Para mí, el suceso del año fue la decisión del presidente Barack Obama de ofrecer alivio temporal a aproximadamente cinco millones de inmigrantes indocumentados que viven, trabajan o estudian en EE.UU.
El Presidente marca la pauta de lo que debería ser una reforma migratoria integral una vez que el Congreso se dé cuenta del arraigo histórico nacional de las medidas migratorias, de su profundo humanismo, de su ejemplar pragmatismo y de que revertir la acción ejecutiva del Presidente no solo sería difícil, cruel e injusto, sino que tendría un costo político altísimo en las elecciones presidenciales del 2016 y en las subsecuentes.
El segundo suceso que marca otro hito importante en la historia del país es el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Es evidente que el importante acuerdo no evitará las fricciones y los desencuentros entre ambos países, pero mi deseo y mi predicción son que la voluntad de ambos pueblos de mantener una relación cercana y civilizada prevalecerá por encima de los obstáculos que los comisarios del pasado indudablemente levantarán.
El informe del Comité de Inteligencia del Senado sobre los sádicos métodos de tortura empleados por la Agencia Central de Inteligencia contra los sospechosos de terrorismo también hizo historia. Admiro el valor del comité para aceptar que el Gobierno cometió actos criminales, pero lamento que los torturadores y quienes les dieron la autorización de perpetrar estos crímenes, como por ejemplo el vicepresidente Dick Cheney, el director de la CIA, George Tenet, no sean investigados y castigados de resultar culpables.
Otro hecho importante que a mi juicio no ha tenido la difusión que merece fue el acuerdo sobre las emisiones de carbono entre Obama y el presidente chino, Xi Jinping, durante la última Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico. Según los expertos, el acuerdo sigue siendo insuficiente para revertir el cambio climático, pero no cabe duda de que es un adelanto.
El acuerdo suscrito por Obama no requiere aprobación del Senado, pero las mayorías republicanas en ambas cámaras del Congreso podrían ponerle tantas trabas que resultaría impracticable. Dentro de Partido Republicano, todavía hay quienes alegan que el calentamiento global es una invención surgida de una conspiración de científicos contra Estados Unidos. Espero que prevalezca la razón.
Termino esta columna reconociendo al papa Francisco como el personaje del año por su humildad, su humanismo, su sencillez, su bondad y su inteligencia. Por ser el Papa que cambió la pompa del Vaticano.