Una tasa sin sentido

Desde este 13 de noviembre rige en el país la Tasa de Servicio de Control Aduanero (TSCA). Esta grava, de manera diferenciada, a prácticamente todos los productos importados. Para ello, se aplica una fórmula de cálculo que consiste en la división del peso de la mercadería para la unidad de control en gramos y, ese resultado, debe ser multiplicado por una tasa de USD 0,10.

Según Mauro Andino Alarcón, titular del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (SENAE), esta medida se ha implementado con la finalidad de bajar el contrabando. Según Andino, anualmente ingresan al Ecuador USD 12 mil millones de productos subvalorados, lo que genera un perjuicio al Estado de aproximadamente USD 2000 millones. Lo que resulta curioso es que estas cifras sean el resultado de cálculos que hace el funcionario de aduanas y no de un estudio con un sustento técnico sólido.

Por principio, la aplicación de una tasa solo puede darse como producto de la contraprestación de un servicio dado por el Estado. Si las aduanas tienen como función básica el control aduanero, ¿cuál es el servicio adicional que ahora va a prestar la SENAE que justifique la vigencia de esta nueva tasa?

Otro de los argumentos que tiene poco sentido es el económico. Andino dice que la nueva tasa no afectará mayormente. Un quintal de trigo, por ejemplo, pagará USD 0,0001. Por ello no habrá incremento en el precio en el pan, parte de la canasta básica. Sin embargo, la aplicación de la medida generará al fisco cerca de USD 200 millones anuales. Por ello, más que una medida que apunta al control del contrabando, es fundamentalmente recaudatoria y fiscalista.

Al igual que las salvaguardias que venía aplicando el Ecuador hasta junio, la nueva tasa va a generar mayores ingresos para el Estado y seguramente contribuirá, por el encarecimiento de los productos importados, a equilibrar la balanza de pagos. No obstante, va en sentido contrario de la reactivación económica y la generación de empleo. Esto último se logra no extrayendo sino inyectando recursos en el mercado. La clase de economía que los economistas del correísmo nunca aprendieron.

Pero lo que es peor, por no decir más inconsistente e ilógico, de la aplicación de esta medida es que va a producir exactamente lo contrario de lo que busca: se va a fomentar el contrabando. Ejemplo. Una cajetilla de cigarrillos cuesta en Ecuador (producto de la aplicación de tributos, aranceles, tasas, etc) USD 5,10. Una, pasada de manera ilegal por la frontera, entre USD 1 y USD 1,20. Si la tasa (TSCA) va a encarecer el producto lícito, los incentivos para traer productos de manera ilegal van a ser mayores. Tampoco entienden hasta el día de hoy que la mejor medida para bajar el contrabando es bajar los aranceles y tasas. No lo contrario. Para terminar, me sumo a lo que ya han dicho una parte de sectores productivos. No solo hay que revisar esta y otras medidas en curso sino la continuidad del frente económico del actual gobierno.

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