Ninguna institución ha sido tan perjudicada, a lo largo de la historia, como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). La emisión de bonos estatales de miles de millones de dólares para canjearlos con dinero fresco del IESS y embodegarlos con las inefectivas “consolidaciones”, ha constituido una de las formas de apropiamiento indebido del dinero institucional.
Adquisiciones millonarias de equipos que nunca funcionaron (Gamma Knife), en perjuicio de los enfermos que los necesitan para los tratamientos de tumores cerebrales; defectuoso y fugaz rendimiento del “Pet Scan” en el control de enfermedades malignas, falencias que obligan al desplazamiento de los pacientes a otros países, a costos elevados.
Compras de medicinas baratas, de mala calidad, de televisores de lujo, muebles, rótulos, enseres e insumos para dispensarios y hospitales, por ingentes sumas, han sido vínculos de sobreprecios y cuantiosas fortunas basadas en coimas y comisiones. Solo así se entiende como se creó, con capitales del seguro, un poderoso partido político.
La Constitución de la República prohíbe el uso de fondos destinados a una prestación, en otra; sin embargo se hizo caso omiso de la ley y, a la quinta parte del sueldo que aportan los trabajadores en dependencia, se la dividió para restar la contribución al fondo de pensiones, vejez y muerte y duplicar el monto destinado a la salud para construir gigantescos hospitales sobrevalorados, con evidentes carencias de personal y equipamiento, en una clara distorsión del modelo más adecuado de atención médica, como es el preventivo, al que, por no favorecer la compra-venta y comisión, se lo ha preterido. De esta manera se redujo el patrimonio del fondo de pensiones, en lugar de hacerlo crecer en el tiempo, como se esperaría en un aseguramiento solidario, de reparto, con capitalización colectiva.
Además la eliminación del 40% del aporte gubernamental a las pensiones jubilares, en el 2015, restó 2000 millones de dólares de la reserva del fondo de pensiones, medida que lo sumió en un serio riesgo de descapitalización.
En 2019, de acuerdo al profundo análisis que hace la Mesa de Convergencia, se calcula la incorporación de 30.000 nuevos jubilados, un crecimiento mucho mayor que el de los trabajadores activos contribuyentes, incapaces de compensar esa gran carga pensional. Así se enmaraña cada vez más la subsistencia del IESS, Al momento el IESS necesita USD 2.456 millones, recibirá USD 1.240, el riesgo se incrementa y se vuelve indispensable tomar decisiones definitivas y heroicas para salvar a esta noble Institución que ha superado vaivenes y atracos en innumerables ocasiones y que se mantiene como la única esperanza de miles de afiliados y jubilados que han contribuido durante toda su vida laboral para culminar dignamente su existencia.