Como si nada

Columnista invitado

La orgía de violencia se va disipando como el humo, suavemente, felizmente. Es momento para la reflexión en todos los escenarios. En el educativo también. En él la costumbre ha sido el silencio frente a los hechos sociales. Como si nada. Se reinician clases, se activan las rutinas, se igualan en los programas. La vida, una vez más, queda lejos de las aulas y los hogares.

Pero no. Violencia, muertos, batallas campales, falsas noticias, saqueos, secuestros, incendios, han llegado también a los chicos. De diversa manera les ha tocado, les ha hecho preguntarse. Porque no son inmunes y miran, escuchan, comentan. Sin embargo, ese cúmulo inconexo de datos, audios, imágenes, palabras necesitan procesarse para evitar la desazón e incertidumbre, la indiferencia. No hay mejor espacio que la familia y la escuela.

Los chicos han presenciado dos malditas corrientes cruzadas: furia y terror. La primera escaló a niveles inéditos, alimentada de odio irrefrenable. La segunda se incrustó en el alma de los ciudadanos que optaron por blindarse y seguir las noticias. Felizmente, no llegó a paranoia y decreció. Y aparecieron cacerolazos, marchas por la paz, defensa colectiva de barrios. Varios chicos participaron.

Para superar el silencio naturalizado en la escuela y la familia, se precisan palabras serenas y explicaciones de adultos. Apoyo al procesamiento colectivo. Sin lecturas fanáticas, adoctrinamiento, subjetividad extrema. Se trata de miradas ciudadanas constructivas. De mensajes trascendentes con sentido de país. La oportunidad es inmejorable para trabajar valores y aprendizajes significativos.

Sin pretensión de exhaustividad resaltamos mensajes potentes a trabajar con los chicos, empezando por escuchar las dudas y preguntas. El primero es el valor de la paz como ejercicio cotidiano de derechos, democracia e inclusión. Implica rechazo a toda forma de violencia, de escuela, familia, política….

El segundo alude al valor del diálogo como mecanismo de entendimiento y búsqueda colectiva de alternativas; como clave para la previsión de acontecimientos destructivos. Un tercer mensaje apunta contra el racismo, que hoy se exacerba y aplasta los avances logrados en valoración de las diferencias.

Finalmente, cabe tomar conciencia sobre aquel otro país que se ha expresado. El mundo rural y el mundo suburbano de miseria. Los enfrentamientos revelan poblaciones marginales que explotan con poco. Son el territorio postergado, olvidado. El reino de la exclusión y la miseria.

El ocultamiento -más allá de las intenciones- hace que los chicos procesen sus percepciones en otras instancias. O las absorban como preguntas sin respuesta. Es preciso escuchar y luego analizar puntos de vista, profundizar temas, desarrollar mensajes positivos… Pasar la página como si nada, no aporta, deja hondas tristezas y lastima a todos.

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