‘Si fuera hoy me quedaría allá, no vendría a buscar trabajo acá”, dijo Josefa Gomes, quien migró de Serra Redonda a Río de Janeiro.
Lo concluye tras comprobar los cambios en su pequeña ciudad natal, de 7 000 habitantes, durante sus visitas a familiares en los últimos años. “Todo cambió, la gente ahora tiene luz, hay trabajo en fábricas de harina y de zapatos o en cooperativas agrícolas”, destacó.
Además, las carreteras asfaltadas y los buses frecuentes permiten ir en 40 minutos a Campina Grande, urbe cercana de 400 000 habitantes. “Antes se tardaba una hora”, recordó.
La economía del noreste, la región más pobre de Brasil, crece desde la década pasada a un ritmo muy superior al promedio nacional, que es de casi estancamiento desde 2012, por la falta de impulso del motor tradicional brasileño: el sur.
El estado de Sao Paulo está en recesión y en 2011 su producto industrial significó 31,3% del total nacional, frente a 38% 10 años antes, según un estudio de la Confederación Nacional de la Industria, difundido el 6 de octubre.
Los 7,7 puntos porcentuales perdidos se distribuyeron por otros estados, incluidos los nueve del noreste. Esta tendencia se agravó desde el año pasado por una crisis industrial cuyo epicentro está en Sao Paulo. La producción industrial de Brasil cayó 2,9% en los nueve primeros meses de este año, en comparación con igual período del 2013.
La descentralización industrial se une a otros factores para reducir las desigualdades económicas entre las regiones brasileñas, en perjuicio de los centros tradicionales de la industrialización de esta potencia latinoamericana de 200 millones de personas.
La dicotomía en la geografía económica alimentó el opuesto comportamiento de los votantes en las elecciones presidenciales. Dilma Rousseff fue reelegida con 71,7 por ciento de los votos válidos del noreste, en la segunda vuelta del 26 de octubre. Pero una amplia mayoría opositora en Sao Paulo amenazó su triunfo, al votar en 64,3 % por su contrincante, el socialdemócrata Aécio Neves.
Esa ‘división’ electoral de Brasil, polarizada en esta ocasión, suele atribuirse a los programas sociales, especialmente la Beca Familia, que sacaron de la pobreza a unos 36 millones de brasileños en los gobiernos del Partido de los Trabajadores, presididos por Luiz Inácio Lula da Silva y Rousseff.
El noreste disfruta un dinámico proceso económico que va reduciendo su desigualdad con las más desarrolladas regiones del sur y el sureste.
El progreso alcanzado y la expectativa de nuevos avances consolidaron la adhesión a la Presidenta.Con todo, el nivel de vida del noreste aún está lejos del promedio nacional y la diferencia se reduce lentamente, incluso porque el crecimiento de su economía se concentra en la zona costera.