El descenso del precio del barril de crudo acentuado en el último trimestre del año, incidirá en la serie de disputas que se manejan a escala mundial.
Algunos analistas atribuyen la causa de este hecho al interés de varios países del Golfo Pérsico de frenar la producción mediante el proceso denominado “fracking” que se lleva a cabo en Estados Unidos, lo que ha convertido a este último en uno de los países con mayores reservas mundiales, si se contabilizan los yacimientos que serían explotados bajo esta tecnología.
Lo que resulta evidente es que existe más de una lectura de los acontecimientos, que pueden dar pistas sobre las razones profundas detrás de los mismos. Otra hipótesis es que, de alguna manera, había que afectar las fuentes de financiamiento de los terroristas cobijados bajo el membrete del Estado Islámico.
Diversos análisis dan cuenta que este grupo ha logrado el control de campos petroleros y refinerías de los territorios ocupados, cuyos productos son vendidos en el mercado negro dejándoles una enorme liquidez para gastar en armamento, remunerar y mantener a sus integrantes. Por más que se les ofrezca el paraíso, mientras están en la tierra tienen que alimentarse, aquello en una fuerza movilizada de cerca de treinta mil hombres consume una enorme cantidad de dinero. De paso también le restaría recursos a la potencia rusa, cuyo dirigente ha provocado en los últimos tiempos más de un dolor de cabeza a Occidente.
Quienes así piensan probablemente considerarán que, en su momento, Estados Unidos ya ejecutó una medida parecida y obtuvo un sonado éxito. En la época de Reagan se llevó el precio del crudo a niveles extremadamente bajos, lo que produjo el colapso económico de la URSS y su posterior implosión con el consecuente derrumbe del bloque socialista del Este y la caída del muro de Berlín. Obviamente que aquello también debilitó a economías de otros países exportadores de crudo, como el caso de Ecuador, lo que abonó para que años más tarde la crisis explotara en toda su real dimensión.
Otro efecto de este descenso de los precios será poner aún más en aprietos a gobiernos que, como el venezolano, han llevado su economía a límites insospechados. Si con un precio elevado del barril de crudo Venezuela es el país con más alta inflación de la región, dando lugar a que la escasez de productos sea uno de los problemas cotidianos de la población, ¿qué puede esperarse de un Gobierno que ve mermados sus ingresos por la disminución del precio de venta de su principal rubro de exportación? ¿Podrá, en ese ambiente de carencia, seguir regalando ese recurso a su aliado ideológico, permitiéndole continuar con vida artificial?
Sean cuales fueren las razones ocultas de este acontecimiento, lo cierto es que hay muchos actores que se verán seriamente afectados.
En lo que a nosotros respecta, tampoco saldremos indemnes de estos hechos, nos alcanzarán indefectiblemente de una u otra forma, dependiendo de la manera en que las autoridades enfrenten esta nueva realidad.
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