Una volqueta de billetes

A la gente ordinaria le irritan la lentitud de la justicia y las triquiñuelas jurídicas; si escucha la cantaleta de que aplicarán todo el peso de la ley contra los corruptos, pero los jueces son apocados y los acusados gritones, la gente empieza a creer que todo terminará, como siempre, con los peces gordos en paraísos fiscales y con todo el botín.

Si no entiende las artimañas jurídicas, tampoco puede calcular cantidades desmesuradas; ¿cuánto es mil millones de dólares?

Para entender la corrupción hay que traducir algunas cosas.

Si se han robado volquetas llenas de billetes, se entiende que no es obra de una persona o dos o tres, que es tarea de una organización grande, con testaferros, expertos en finanzas, en inversiones, abogados, empresas falsas, controladores, etc. Es una operación complicada y requiere de la complicidad de los funcionarios para proteger a sus integrantes.

Si usted tuviera una volqueta de dinero, ¿qué haría con ella? No puede llevar la volqueta a un banco a depositar el dinero en una cuenta, tampoco puede comprar una casa en efectivo ni un carro. Le puede ocurrir lo que les pasaba a los narcotraficantes colombianos que tenían que sacar los billetes a secar al sol para que no se pudran.

En Argentina, el periodista Jorge Lanata reveló las complejidades de la operación de lavado del dinero de la corrupción en “la ruta del dinero K”.

El dinero de la corrupción se guardaba en efectivo en bodegas, se transportaba en aviones a Uruguay, a Seychelles, a Panamá y otros paraísos fiscales donde creaban empresas falsas y abrían cuentas bancarias que transferían luego a bancos en Andorra o Suiza. Para que el caso llegue a los jueces pasaron años y todavía da las vueltas en los juzgados.

Para la prensa argentina fue difícil descubrir la ruta del dinero y más difícil obtener pruebas en contra de una organización protegida por el gobierno.

En Ecuador debería ser más fácil porque las pruebas llegaron directamente a los jueces y fiscales desde Estados Unidos y Brasil, con las confesiones de los cómplices, las cuentas, los bancos, las empresas, las cantidades y con grabaciones para probar las denuncias.

Si la lucha contra la corrupción se limita a encontrar chivos expiatorios o esclarecer parcialmente la trama, solo incrementa el costo que pagan los ciudadanos honrados. El trabajo serio consiste en aplicar la justicia a los culpables, recuperar el dinero robado y mostrar a la sociedad que el enriquecimiento ilícito trae consecuencias.

Si lavar volquetas de billetes es una operación compleja que solo puede ser llevada a cabo por una organización y en complicidad con las autoridades, la investigación no puede concentrarse en cuatro sospechosos; hay que llegar a establecer la “ruta del dinero C” para llegar al fondo y alentar la esperanza de recuperar al menos una parte del voluminoso botín.

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