Con la fiesta de Reyes, este seis de enero, concluyó el feriado de Navidad, la etapa del despilfarro, de las fiestas y los regalos. En los pueblos es la época de los pases del niño, la fiesta más costosa del año porque después de unas pocas oraciones vienen largas libaciones con comida para los invitados, banda, disfraces y voladores para terror de los perritos del vecindario.
Los Reyes Magos, Gaspar, Melchor y Baltazar, no deben haber estado lejos porque solo tardaron 12 días para llegar con oro, incienso y mirra hasta Belén, a pesar de que andaban perdidos pues iban averiguando, incluso al rey Herodes, el lugar donde había nacido el Rey de los Judíos. Algo así como preguntar al Presidente saliente si sabe quién ganará las elecciones…
En los tiempos oscuros de los triunviratos militares les pusieron apodos a los Reyes Magos y se decía que son Gastar, Malhechor y Baltazar.
Ahora no son nombres sino hechos a los que se alude con los apodos de los Reyes: el gasto público, la corrupción y el cambio de gobierno son los correlatos. Estas libertades son posibles porque los Reyes Magos mezclan leyenda y realidad.
Para los niños son realidad y para los adultos leyenda. Algunos países celebran la fiesta de Reyes como España y como lo hacíamos nosotros antaño; otros no conocen esta celebración.
El evangelio de San Mateo es el único que habla de los Magos de oriente, pero no dice ni cuántos eran ni cómo se llamaban; la tradición cristiana estableció que eran tres, que eran reyes y les dio nombres y un destino trágico: el martirio por predicar el evangelio.
La leyenda añade que tres siglos después del martirio, la emperatriz Elena encontró los restos de los tres Reyes y los llevó a Constantinopla, tres siglos más tarde, San Eustorgio los llevó a Milán y allí permanecieron hasta el año 1 100 cuando Federico Barbarroja saqueó la ciudad y se llevó las reliquias a Alemania. Allí la leyenda se torna realidad, Colonia se convirtió en un gran centro de peregrinación lo que permitió que cien años más tarde se construyera una de las diez catedrales más grandes del mundo, la famosa catedral de Colonia, para conservar los restos de los Reyes Magos. Son tres cráneos guardados en cajas forradas de terciopelo y brocado que permanecen dentro de un relicario en forma de basílica, de más de dos metros de largo, construido de oro macizo y plata con incrustaciones de piedras preciosas; su valor es incalculable.
El feriado de Navidad y Reyes que ha terminado este 6 de enero, da inicio en Ecuador a una etapa nueva, inédita en nuestra historia, en la cual podemos elegir entre la continuidad o el cambio, debemos meditar acerca de los daños de la corrupción y sus remedios y tendremos que encontrar, entre todos, el camino para salir de la crisis económica.
Solo necesitamos, como los Reyes Magos, una estrella que nos guíe.