En tiempo de Correa ya se quiso obligar a que las personas naturales profesionales lleven contabilidad sobre todos sus ingresos, profesionales o no.
Soy contrario a satanizar al Estado o a los empresarios o a los profesionales. Creo en la racionalización y eso falta en la propuesta sobre las personas naturales profesionales que se ha formulado en el proyecto de la ley urgente en trámite.
Hay profesionales que han preferido crear sociedades de papel que son las que facturan los honorarios y asumen todos los costos, con lo cual sobre lo neto han venido pagando el 22% de impuesto a la renta. No tienen trabajadores enrolados, no distribuyen utilidades, y así viven tranquilos.
Otros, los más, son personas naturales profesionales, que en la escala progresiva de ingresos profesionales o no, llegan hasta el 35% de impuesto a la renta. A estos profesionales se les quiere imponer llevar contabilidad como que fueran empresas, pero seguirían con la escala al 35%.
Hoy la obligación de la persona natural profesional es facturar por los honorarios profesionales que percibe y reportar mes a mes las facturaciones de ingresos y de egresos de carácter profesional. Usualmente los auxilia un contador, pero eso no significa llevar contabilidad.
De obligarse a llevar contabilidad a la persona natural profesional, como se quiere introducir en la ley en trámite, con una base ajustable de ingresos “brutos” sean estos de ingresos profesionales o no, todos los activos, incluyendo los de la sociedad conyugal, deberían ser registrados, aun cuando nada tengan que hacer con la profesión, así como sus ingresos no profesionales –podrían haber pensiones jubilares por ejemplo- y gastos –estos pueden ser de reuniones familiares o de diversión-, para un control absoluto, a que no está obligado ningún empresario, que sólo contabiliza los ingresos y gastos de su compañía.
La facturación se está imponiendo que sea electrónica y la persona natural profesional sería agente de retención, con controles que obligarían no sólo al auxilio permanente de un contador, sino a tener también una plataforma tecnológica, para el trabajo día a día.
Además, habría que pagar anticipos de impuesto a la renta, como en el caso de comercio e industrias. Un año le puede ir bien a un profesional y el siguiente no, pero tendría que pagar anticipo, calculado por el año que le fue bien. De acuerdo con el control mensual de honorarios profesionales y de los gastos profesionales, pero no imponiéndole a los profesionales cargas y costos adicionales.
Una cosa deberían ser los ingresos profesionales –no los brutos como está en el proyecto- y los egresos ligados al ejercicio profesional; y, otra, los ingresos y gastos deducibles como personas naturales.