Tenemos Trump por largo tiempo. Podrá no estar en el gobierno que sus acciones perdurarán, estarán sacramentadas por el senado, la cámara de diputados, y por la corte suprema. Nombrará tres jueces, vitalicios, muy conservadores. Sólo eso implica, al menos, una generación y media. Es decir, cambiará el espacio de las ideas. Derechos, crítica y libertades serán afectadas.
Es difícil saber lo que Trump hará. No tiene programa como tal, como la mayoría de populistas no encarna un proyecto sino un rechazo, al sistema, a la pérdida de esperanza.
Trump y Sanders expresaron el descontento por la pérdida del sueño americano. Aunque la causante es la misma dinámica del capital que le permitió a EE.UU. inundar el mundo con sus productos. Ahora, hay otros competidores exitosos y las empresas de EE.UU. van a dónde se puede rentabilizar rápido. Esta ”dislocación” ha convertido a miles de fábricas en EEUU en museos del fracaso, de crisis que hace mal en el pundonor del ciudadano común que ve sus esperanzas perdidas.
Las soluciones simplistas del nacionalismo con el proteccionismo, o de los chivos expiatorios internos, con los migrantes, que reanima el racismo, incrementan conflictos y contradicciones, que llevan a la búsqueda de la mano fuerte que “ponga orden”. Aceleran así la construcción de un mundo autoritario y conservador. Es lo que encarna Trump.
Será un remezón crear barreras proteccionistas, eliminar el seguro de salud tan útil para los pobres, eliminar los permisos de aborto. Aunque, crecerá la oposición contestataria.
El círculo de poder de Trump está lleno de ultraconservadores que quieren desmontar todo lo hecho por Obama y los derechos de las minorías. Congreso tras congreso republicano estos sectores se consolidan.
El neopopulismo de izquierda del sur está siendo reemplazado por el neopopulismo de derecha del norte. En Europa ya se multiplicaron los triunfadores de extrema derecha con dirigentes populistas, con alianzas gubernamentales de derecha y extrema derecha. Si las amenazas de atentados continúan en Francia, es probable que Marine Le Pen gane, con una organización sólida, autoritaria y programa.
En un sistema que crea excluidos en los sectores antes privilegiados, no sólo en los pobres, el matrimonio entre populistas y extrema derecha crece, se borra el Estado Providencia que garantizó derechos y eliminaba inequidades. Un mundo que se desmorona, una gran página de historia que pasa hacia una época conservadora, como en el mundo islámico. Y con apoyo popular, es su fuerza
.Los populistas con sus histriónicos discursos y la polarización que crean, vacían la política del debate de ideas, y como lo repetimos para Correa, su conservadorismo primario, que restringe libertades y derechos, favorece una sociedad conservadora. Sí, es la restauración conservadora para rato.