Nicholas Casey, corresponsal del New York Times en Colombia, ha estado activo en el Ecuador: el 18 de diciembre publicó en la sección interactiva de su diario un espectacular reportaje sobre Galápagos, con fotos, videos y mapas, y este 25 de diciembre, un reportaje en primera página sobre la corrupción y las fallas constructivas del proyecto Coca Codo Sinclair.
Los enlaces a esta segunda pieza se multiplicaron en las somnolientas redes sociales ecuatorianas el día de Navidad. Y quienes tenemos amigos en EEUU, los recibimos por el correo electrónico con unas cuantas palabras conmiserativas que acompañaban a sus felicitaciones de Navidad.
Este reportaje ––que además de Casey lo firma Clifford Krauss y que en la web se titula “It Doesn’t Matter if Ecuador Can Afford This Dam. China Still Gets Paid”, es decir “No importa que el Ecuador pueda permitirse esta represa. China de todas formas recibe su paga” ––, prácticamente no dice nada que no conozcamos: el proyecto fue desechado en anteriores gobiernos por su alto riesgo geológico; se lo construyó por decisión de Correa a pesar de que no hubo estudios suficientes (ni geológicos ni sobre el caudal de agua, que no había sido actualizado en 30 años); tuvo un alto costo; nunca se lo ha hecho funcionar a plena capacidad y hoy presenta problemas (por un lado, las bocatomas se tapan con frecuencia por lodo, arena y ramas y, por otro, hay innumerables fisuras en la obra civil y en la maquinaria). La pieza enfatiza en la creciente dependencia del Ecuador de los préstamos chinos (USD 19 mil millones), y en la corrupción que rodea al proyecto, mencionando como sospechosos al exvicepresidente Jorge Glas, al exministro de Electricidad Aleksey Mosquera y al propio expresidente Rafael Correa (no dicen con precisión lo que estos pueden haber hecho en el Coca Codo Sinclair, aunque sí que los dos primeros están en prisión por recibir coimas de Odebrecht). Aunque un par de datos me despiertan dudas (el de una familia de Cuyuja que paga cuentas de USD 60 mensuales de electricidad, porque es un valor que las familias promedio no pagamos en las ciudades, y que nunca se dijo a los ecuatorianos que unas pruebas de funcionamiento a plena capacidad de Coca Codo Sinclair antes de su inauguración en 2016 produjeron múltiples apagones en el país, porque esas pruebas no pueden haberse hecho porque no estaba terminada la línea de transmisión), lo importante es que hoy millones de personas más en el mundo entero saben lo que sabíamos los ecuatorianos sobre nuestras desdichas. Porque el reportaje sobre Galápagos tampoco es para tirar cohetes, aunque también ya lo sabíamos: su vulnerabilidad al cambio climático, como lo prueba la alta mortandad de especies en cada fenómeno de El Niño y la dificultad de controlar las especies introducidas.