Ha transcurrido un tercio del período del presidente Moreno, en el que los avances en materia política son muy apreciados por la ciudadanía. Como se ha repetido más de una vez, se respira un ambiente diametralmente distinto al de los 10 años anteriores. Son evidentes las libertades públicas, el espíritu de diálogo, el respeto a la persona humana y un destacable esfuerzo por reinstitucionalizar al país. Y han sorprendido positivamente, pues se creyó que Moreno sería una continuación de Correa, para guardarle las espaldas.
Sin embargo, lo que ocurre en materia económica es muy distinto. El primer año se desperdició dejando en manos de correístas contumaces el manejo de las finanzas públicas, cuyo resultado fue un nuevo endeudamiento externo por usd 7500 millones tasas de interés peligrosamente altas.
A partir de mayo de este año se produjo un cambio de la tendencia económica, pues se incorporaron al gobierno funcionarios dispuestos a atacar el problema de fondo. Pero está lejos el discurso de la acción. Lo que ocurre con Argentina debe ser un llamado de alerta al gobierno del presidente Moreno. Macri aplicó un tímido y lento programa que no logró su objetivo, pero produjo reacción social y política. A la vuelta de la esquina el mundo se le vino abajo.
Es hora de que el presidente Moreno:
-Elimine de su gobierno a personajes que responden más a Lovaina que a Carondelet.
-Defina un programa económico completo.
-Revele la situación económica global y no solamente la realidad fiscal.
-Defina la focalización de los subsidios sin esperar comisiones que en 90 días concluirán con realidades que ya se conocen, pero se dará tiempo a que se robustezca la oposición.
– Concrete en forma firme y convincente el combate contra la corrupción.
Hasta aquí ha sido la prensa investigativa la que destapa los casos de mayor magnitud sin que los fiscales y jueces completen la tarea. Es hora de nombrar un fiscal especial que se dedique exclusivamente a la investigación de los actos de corrupción del correísmo.
– Se publiquen todos los contratos de deuda pública externa e interna, comercialización de crudo y derivados, los de construcción de centrales hidroeléctricas, carreteras, escuelas, hospitales, plataformas; obras públicas.
– Que a través de la Asamblea se codifiquen las leyes tributarias que hoy son un verdadero caos que ahuyenta al empresario y al inversor privado. En los últimos 5 años se han expedido 10 leyes que crean o modifican impuestos, más un cúmulo de reglamentos del Ejecutivo y resoluciones y circulares del SRI.
Si las sociedades se construyeran y ordenaran con discursos y leyes, el Ecuador estaría entre los primeros países del mundo. La acción y el esfuerzo constantes son las únicas vías para el desarrollo de las naciones.