¡Liga, más que un campeón!

El campeonato nacional de fútbol de 2018 terminó con el triunfo de Liga Deportiva Universitaria, lo cual se traduce, al menos, en tres consecuencias importantes:

¿Hay un cierre de la hegemonía que logró el futbol Guayaquileño en esta segunda mitad de este siglo? En los primeros diez años la sierra obtuvo el 80% de los títulos y en los últimos ocho años solo el 25%. De la totalidad de estos títulos una sola ciudad, Guayaquil, entre 2011 a 2018, obtuvo el 75% de los campeonatos.

En otras palabras hubo un cambio regional muy claro, que se dirigió a la costa o, más bien, a una ciudad. Habrá que ver si hacia el futuro es un cambio de tendencia.

Una segunda, vinculada a una explicación en el cambio de esta hegemonía que se puede encontrar una respuesta en las políticas estatales desarrolladas en la década de la Revolución Ciudadana. Allí están, por ejemplo, el pago del impuesto a la renta, que es absolutamente asimétrico entre los equipos de Quito con los de Guayaquil. LDU pagó en 2014 más impuestos que la suma del resto de los 11 equipos de la seria A. Por otro lado, PDVSA, empresa pública venezolana y Banco del Pacífico, empresa pública ecuatoriana financiaban a un club de Guayaquil. El Ministro de Deportes pasó a dirigir otro club de la misma ciudad, en el entendido de que ese equipo es una “marca política”. También las nacionalizaciones de futbolistas. El Aucas y el Deportivo Quito descendieron de categoría. El Club el Nacional (2013) empieza una crisis profunda -cuando el Presidente de la República firma el denominado Decreto 16 que norma las condiciones para la existencia y funcionamiento de las organizaciones sociales- debido a la pérdida de socios y, por tanto, de los recursos que venían de la oficialidad y la tropa de las FF.AA. Quito con todo esto cayó en un gran vacío, que abonó a la crisis de la ciudad.

Y en tercer lugar, se cierra el ciclo de la Comisión de Fútbol de la Liga, que no solo construyó su gran estadio sino que obtuvo 11 campeonatos nacionales e internacionales. Frente a esta realidad quedan dos opciones: por un lado, que la institución se quede enclaustrada en el ámbito del denominado Country Club que tiene un poco más de 1.000 socios y un presidente que le gusta más el Volley que el fútbol y por otro, que se produzca una refundación institucional que logre captar a los miembros de los suites (Casi 5.000), a los súper hinchas (no menos de 7.000), a los estudiantes y trabajadores de la Universidad Central (más de 5.000) y a los hinchas en general, que solo en Quito, según la encuestadora CLICK no bajan de 800 mil. Es decir, una refundación para que represente a la ciudad de Quito y para que se adecúe a las nuevas condiciones del fútbol mundial, que ahora viene desde las normas de la CONMEBOL y de las exigencias la LigaPro.

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