Supongo que uno de los efectos del síndrome de abstinencia del poder al cual se refirió el presidente de la República en alusión a su antecesor es la propensión a deformar la realidad, negarla o pasar mentiras como verdades.
He pensado en ese síndrome por algunas aseveraciones del ex presidente en entrevista con un periodista colombiano: por ejemplo, que las revelaciones de sobornos de Odebrecht son un proyecto de persecución política a los gobiernos de izquierda en América Latina; que en el Ecuador ya no existe corrupción generalizada gracias, debemos suponer, a los diez años de correísmo; o repetir que lo de haber dejado la mesa servida es cierto, y que él sí recibió un Ecuador con una grave situación económica en 2007. Pero, ¿no registró la economía ecuatoriana índices de crecimiento en los años precedentes? ¿No contó incluso con fondos de ahorro petrolero?
Al presidente Moreno le calificó una vez más de traidor. Y ante la pregunta de que si volvería a conversar con él, sentenció en tono heroico: “Yo, por mi patria, me siento con el mismo diablo a conversar”. La visión distorsionada se evidenció en sus críticas a dos de las preguntas para la consulta: la de reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y la de eliminar la reelección indefinida. A la reestructuración del Consejo calificó como un golpe blando. ¿No es ese desliz que los psicólogos freudianos llaman acto fallido? Resulta significativo que utilice los mismos términos de los que echó mano cuando los ciudadanos salieron a las calles a protestar contra su gobierno. Entonces denunció el golpe blando como una estrategia para desestabilizarlo y una conjura internacional contra los regímenes “progresistas”. ¿Será que ahora Moreno intenta un autogolpe blando? ¿O que Correa pensaba en realidad en el tristísimo papel de ese Consejo con el que se destruyó la participación ciudadana, pero se eligieron autoridades complacientes de control como el fiscal Chiriboga o el contralor Pólit?
En cuando a que eliminar la reelección indefinida es una regresión de derechos, el expresidente olvida que la enmienda de diciembre de 2015 aprobada por los sumisos asambleístas de AP fue con dedicatoria, para permitir su regreso en 2021; y que ese cambio constitucional no solo restringió, sino liquidó el principio de alternabilidad, clave en una democracia, más aún en países con débiles instituciones y antecedentes de caudillismo. La Constitución establece condiciones e inhabilidades y prohibiciones para que un ciudadano sea candidato a presidente de la República. Argumentar que por admitir la reelección solo por una vez se restringen derechos de los ciudadanos, es como defender que se los limita porque no puede ser candidato a presidente un ciudadano que tiene menos de 30 años o por cualquier impedimento o exclusión legal.